Los claroscuros de la economía boyacense

Foto | Greg Baker – Getty Images
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Por | Edilberto Rodríguez Araújo – Integrante del grupo de investigación Observatorio de Coyuntura Económica Regional y Urbana (OIKOS) de la UPTC

Al cierre de cada año se hace cábalas sobre el futuro desempeño de la economía. La coyuntura actual no ha sido muy favorable y los pronósticos para 2018 no son los más alentadores. Como siempre, los responsables de la política macroeconómica hacen gala de  todo tipo de pirotecnia verbal para justificar los desaciertos de un modelo económico inspirado en el recetario de los organismos multilaterales como el Fondo Monetario Internacional  (FMI) y el Banco Mundial (BM), amén de someterse a las agencias calificadoras de riesgo, para no convertirse en un país paria del crédito internacional. Pese a la euforia consumista de la temporada decembrina, el consumo interno sigue aletargado. Las “locomotoras” santistas se llenan de herrumbre en el hangar de las fallidas fórmulas que el ministro Cárdenas ha ensayado en su larga permanencia al frente del equipo económico.

Si en la economía colombiana se anticipa un crecimiento económico por debajo del 2,0 % cifra registrada el año pasado, en la economía boyacense los claroscuros de su desempeño no dejan entrever cual será el repunte al final de este año.

Como referente de las expectativas que se tienen sobre las perspectivas para 2018, es oportuno examinar la zigzagueante trayectoria seguida por la economía departamental en los últimos años, en la que se observa que la caída del PIB el año pasado fue acompañada por un descenso en el nivel de empleo, desempleo y subempleo, sin embargo, ello no afectó las condiciones de pobreza monetaria,  que experimentaron una sensible mejoría.

Comportamiento de la economía boyacense 2010-2016

Año Variación interanual del PIB (%) Tasa de ocupación (%) Tasa de desempleo (%) Tasa de subempleo subjetivo (%) Incidencia de la pobreza monetaria (%) Incidencia de la pobreza monetaria extrema (%)
2010 3,7 51,0 10,1 32,0 47,1 19,2
2011 9,4 53,8 8,0 23,6 39,9 13,4
2012 3,1 54,5 7,3 23,9 35,6 11,0
2013 2,9 53,2 8,9 28,5 39,3 13,7
2014 4,3 56,3 7,5 25,4 38,2 13,3
2015 3,5 59,1 6,2 27,5 35,4 12,6
2016 -1,3 55,4 7,0 28,9 32,0 10,6

Fuente: DANE.

Recientemente, el Banco de la República divulgó el Boletín de Economía Regional (BER), correspondiente a la región Nororiente, a la que pertenece Boyacá, y reveló su desempeño en el tercer trimestre (julio-septiembre) de 2017, en comparación con el mismo periodo de 2016, mostrando indicios tales como:

  • Una caída de la producción petrolera y carbonífera de -12,0 y -48,7 %, respectivamente, lo que se tradujo en una merma en su participación en el agregado nacional, en su orden, a 4,2 y 1,4 %.
  • Un aumento en el metraje aprobado de construcción residencial y no residencial de 26,7 % y simultáneamente una disminución de la venta de vivienda VIS y no VIS de -13,9 %. Paralelamente a ello, los despachos de cemento gris aumentaron en 5,1 %.
  • Una reducción de la matrícula de vehículos en el RUNT de -4,5 %, particularmente de carga (camiones, camionetas, tractocamiones y volquetas), mientras que la venta de automóviles se mantuvo inalterable. De otra parte la venta de motocicletas cayó en -15,1 %.
  • Un incremento tanto de las captaciones y colocaciones del sistema financiero boyacense, que durante el penúltimo trimestre de este año movió más de $4 billones, habiendo aumentado los depósitos de ahorro, en cuenta corriente y a término en 8,9%, en tanto que  los desembolsos  para créditos y leasing de consumo  y vivienda, así como los microcréditos en 12,5 %.
  • Un repunte de las exportaciones (53 %), simultáneo al de las importaciones (36,8 %), lo que no modifica la marginal contribución del comercio exterior departamental en el agregado nacional: 1,0 y 0,3 %, respectivamente.

Los anteriores indicadores reflejan esos claroscuros de la economía boyacense, los cuales se despejarán una vez concluya este año. 2018 entraña grandes desafíos en los diferentes sectores económicos, requiriendo de políticas explícitas además de un mayor protagonismo de los gremios productivos, ausentes en la definición de estrategias de desarrollo local y regional.

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