El vecino es el de la tiendita, no el del supermercado nuevo

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Se entiende que el vecino es la persona que vive al lado de la casa. Según la etimología, significa de «la misma aldea, clan o sede de un clan», también se relaciona a finca rústica o villa, y en griego es «oikos» o casa, que da origen a las palabras «economía o ecología».

En Tunja es común escuchar como el dueño del establecimiento comercial, quien está detrás del mostrador, llama vecino a quien entra y sale del lugar, de igual forma es correspondido por el cliente quien lo saluda y se despide igual, «Buen día vecino y gracias vecino».

Al día de hoy, en Tunja hay aproximadamente 3.200 negocios que se conocen como tiendas de barrio, 3.200 «vecinos » que hacen parte de los barrios.

En el barrio Muiscas, al norte de la ciudad se encuentra Carlos Álvarez*, quien durante los últimos 12 años ha estado detrás de las vitrinas de su tienda, atendiendo a los vecinos del barrio, quienes lo reconocen como el “veci”, de toda la vida, que ayuda fiando a quienes no alcanzaron a reunir para el pan, la leche y los huevos del desayuno.

Su tienda está dotada con toda clase de alimentos, enlatados, dulces, quesos, productos de aseo, de los más baratos a los más caros del mercado; licores, entre otros. El y su familia sobrevive de esta actividad, su esposa y sus dos hijos son su prioridad.

Carlos dice preocupado “Que a mi familia no le falte nada, ellos son mi prioridad”, mientras su mirada dispersa se pierde en la estantería, develando la angustia que le genera el actual entorno competitivo.

“Eso he pensado hasta en cerrar mi tienda y mirar a ver qué me pongo a hacer, aquí ya no vienen sino a comprar bolsitas de plástico, cigarrillos y dulces”, dice en medio de su preocupación.

La hora pico para las tiendas era el mediodía, de 12 a 1:30, que era cuando llegaban antiguamente a comprar lo del almuerzo, pero en estos tiempos vende muy poco, apenas unos $3.000 en promedio.

“Vea, antes de la llegada del D1 aquí venia todo el barrio. Yo pedía hasta 15 canastas de cerveza y ahora solo pido tres. Las lentejas y los frijoles, aquí ya nada de eso se vende ¿Si vio a estos chinos que vinieron por chicles y cigarrillos? eso es lo único que he vendido a mediodía”.

Con la llegada de la pandemia le tocó atender con la reja cerrada. Abría a las horas establecidas por las autoridades pero como su negocio es esencial para la comunidad no cerró por completo. Sus ventas bajaron tanto que apenas puede sostener su negocio.

“Solo me da para pagar los servicios, yo no sé qué estoy esperando, esto solo me deja en este momento para pagar la luz y el agua. Mi hija mayor ya salió de la universidad y mi hijo menor ya casi sale del colegio, eso es lo único que me importa, luego tendré que vender la casa e irme para otro lado a montar mi tienda en un barrio lejos de los D1 y los Ara.

Como Carlos hay varios vecinos y vecinas que en carne propia han tenido que ver como el negocio que sostiene  la familia, y que es patrimonio del barrio, cae al piso.  En el peor de los casos tendrán que cerrar sus tiendas y mirar a qué otro oficio se dedican para salir adelante.

Por otro lado, Fenalco,  se ha encargado de hacer estudios en donde caracterizan el perfil competitivo de los tenderos, “frente al fenómeno creciente de las cadenas de supermercados mayoristas de retail”.

Encuestas aleatorias a tenderos en Tunja  han arrojado como resultado que en primera instancia, los tenderos de la ciudad en materia gerencial no hacen uso de las teorías y herramientas administrativas para la dirección de sus negocios, su gestión es en ocasiones empírica, heredada y copiada del comercio de principios del siglo XX” , según señala un artículo investigativo denominado como Perfil Competitivo de los Tenderos de Tunja, y las Grandes Superficies del Retail, publicado en noviembre de 2018.

Yolanda García, directora de Fenalco Boyacá,  en entrevista con El DIARIO, comenta que los tenderos hacen parte importante de la sociedad porque generan comercio y son esenciales porque son amigos de los habitantes de los barrios, hay que cuidarlos y trabajar por ellos.

“Se les ha invitado a capacitaciones para que adquieran los conocimientos básicos en administración de sus negocios, y sobre todo se han direccionado a que miren de qué manera competir y a  que se organicen para que se mantengan, y aunque las tienditas no son muy estables, son  generadores de empleo.  Hay que fortalecerlas para que crezcan”, comenta García.

“Se ha apoyado a la mujer cabeza de familia que también atiende en su tienda.  Es un gremio importante de la ciudad, más del 52% de las que atienden son mujeres. A quienes les ayudan a llevar sus reportes contables, se les explica que no deben utilizar el dinero de la tienda como caja menor de la familia, se les enseña a organizar sus gastos entre otras cosas”, agrega García al reconocer la labor de los tenderos y lo que significa para la economía local y para la dinámica social de la ciudad.

El próximo 29 de agosto se celebrara el Día Nacional del Tendero y en la última semana de octubre se realizará la celebración en Tunja, con el propósito de celebrar y reconocer el trabajo de los tenderos de Tunja.

Así como Carlos, hay muchas familias que han sido afectadas por la llegada de estas grandes superficies a la ciudad, el modelo de tienda a gran escala y con mega descuentos y precios ha sido lo que más ha impactado al gremio.

Parece que el tiempo de recordar que al que se le dice vecino es al de la tienda de barrio, al que se le conoce de toda la vida, al que le fía cuando no le alcanza el dinero, y no al del supermercado nuevo. 

* Pidió que su nombre verdadero y dirección no sea publicados.

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