El ruso ya está aquí

Foto | Prensa Mikhail Krasnov
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La elección el 29 de octubre de Mikhail Krasnov como alcalde de Tunja fue un castigo de la ciudadanía contra el alcalde saliente, Alejandro Fúneme; contra lo que ha hecho y ha dejado de hacer el Partido Verde, con Carlos Amaya a la cabeza; y, contra toda la clase política tradicional de Boyacá. Esperamos que Tunja haya acertado con ese voto castigo y que, como se dice coloquialmente, el remedio no vaya a resultar peor que la enfermedad.

No hay que alarmarnos de que un extranjero venga a gobernar una ciudad tan tradicional como Tunja, pero sí vale la pena analizar e ir evaluando permanentemente todo lo que Krasnov haga y cómo es que piensa ‘conectar a nuestra capital con el mundo’, como nos ha anunciado.

No creemos que, como escribió el historiador Eduardo Malagón, nos estemos hundiendo en la decadencia de nuestra condición de lugareños con jerarquía histórica; y, tampoco estamos de acuerdo con Pedro Pablo Salas, quien señaló que Krasnov “se aprovecha de la tendencia cultural de glorificar lo extranjero”.

De manera irrespetuosa Salas describió a Krasnov como “un timador y un farsante que engaña a toda una comunidad”, lo que parece más bien una manifestación de xenofobia.

Pues bueno, el hecho es que Mikhail es una realidad política ahora nuestra, que ganó las elecciones hacia a la Alcaldía de Tunja y que desde hace cuatro días está gobernando, lo que deseamos que haga bien.

Lo que no podemos es desconocer que hay tantas preguntas aún no resueltas sobre el pasado del ruso, sobre su origen, su familia, las razones de su llegada a Tunja, como sobre su futuro, lo que realmente tendrá capacidad de hacer y lo que podrá hacer.

Son tantas esas dudas que, para referirse a los estudios de Krasnov, Wikipedia indica que “se habría doctorado en Sociología Económica y Demografía en la Universidad Estatal de Volgogrado, y maestrías en Sociología, en Relaciones Internacionales, en Pedagogía, especialización en Organización y funcionamiento de la economía campesina de Rusia y Alemania y tendría formación en Comercio Mayorista y Comercio Exterior en la empresa Micro Resist Technology GmBH en Berlín”. Es decir, de esos títulos no hay certeza.

Y sobre su llegada a Tunja, dice Wikipedia que “siendo estudiante de la Universidad Humboldt de Berlín Krasnov tenía interés en hacer un intercambio con una universidad de Cuba, pero ante la imposibilidad de ello optó por un intercambio con la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia”.

Ahora, ya electo, lo que esperamos quienes queremos a Tunja es que Mikhail pueda sortear con éxito las demandas que cursan en su contra por los contratos realizados con la UPTC dentro del año anterior a su elección y hasta por ser extranjero, lo que le impediría ser elegido como alcalde.

Una eventual nulidad de la elección de ruso le generaría grandes traumatismos a Tunja y a la administración municipal, en una ciudad que tiene enormes retos y tareas pendientes.

Aunque la obligación de los jueces y magistrados es aplicar la norma de manera estricta, es posible que al ruso le ayude tener a la opinión pública a su favor.

Mikhail Krasnov no solo tiene una gran favorabilidad entre la ciudadanía tunjana, sino que los medios de comunicación nacional lo siguen, están pendientes de lo que dice y hace y podrían ayudarle a cumplir sus objetivos para Tunja.

Krasnov ya ha se ha valido de esos espacios y ha aprovechado ser una figura de reconocimiento nacional para llamar la atención de embajadores, ministros y otros altos funcionarios del Estado; el problema es que es que muchas veces parece tan ingenuo.

En campaña Krasnov hizo fuertes pronunciamientos en contra del sector político de Carlos Amaya y se entiende que fue parte de su estrategia, pero no tiene sentido que, como alcalde, pretenda seguir dando esa pelea con quien ahora es el Gobernador. A los dos- a Krasnov y a Amaya- les conviene entender que la campaña política ya se acabó y que ahora tienen la obligación de gobernar para todos.


Krasnov sigue despertando esperanza y optimismo entre sus gobernados, pero el reto es tan grande y las necesidades tan apremiantes que los cuatro años parecen insuficientes.

Creemos y esperamos que sea totalmente cierto su interés de luchar contra la corrupción; ojalá sus secretarios y colaboradores estén sintonizados con él en ese propósito.

A todos -ciudadanos, concejales, medios de comunicación- nos corresponde vigilar y hacer seguimiento a la tarea del ruso y su equipo de gobierno.

Aunque se ha revelado información sobre las dificultades presupuestales del municipio, aspectos como la seguridad, la situación de las vías, la crisis de la ESE Santiago de Tunja, el abandono de escenarios deportivos o las obras infraestructura inconclusas, no dan espera.

Hay grandes retos y problemas estructurales de muchas décadas. El trabajo para lograr el bienestar social y económico de los tunjanos debe comenzar de manera urgente.

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