Reforma Tributaria: un expolio a las empresas

Foto: Ministerio de Hacienda.
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Por | Zully Orozco – Economista e investigadora – Economista Liberal y apartidista

Zully Orozco – Economista e investigadora – Economista Liberal y apartidista

La nueva Reforma Tributaria del gobierno Petro no esconde en absoluto el expolio fiscal al sector empresarial, ni mucho menos es consecuente con el menor ritmo de crecimiento económico que registrará el país en los próximos años. Mientras busca recaudar cerca de $25 billones, equivalente al 1,72% del PIB en 2023, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, prevén una desaceleración del crecimiento al 3,5%. Esto es: mayor desempleo, caída de la actividad y menor recaudación.

Colombia es uno de los países con más presión fiscal sobre las empresas, si a esto se le suma la desaceleración del crecimiento, como lo estiman los organismos internacionales, y se eleva la carga tributaria, como queda de manifiesto en el proyecto de Reforma Tributaria, se terminará socavando la actividad empresarial, la generación de empleo y con ello, la capacidad recaudatoria del gobierno.

Así, sobre una tasa de tributación corporativa que, de por sí, ya es ridículamente alta (35%), la propuesta de Petro grava los dividendos como si fueran utilidades netas: aumenta el impuesto a los dividendos para accionistas extranjeros de un 10% a un 20% y para accionistas nacionales al 39%, sobre utilidades superiores a los $41 millones. La reforma obliga a pagar a las sociedades nacionales una tasa de tributación más alta por producir, haciéndolas menos competitivas frente a las empresas extranjeras e incentivando a que dejen el país e inviertan desde el exterior para eludir la carga.

El hachazo fiscal no deja por fuera tampoco al sector minero-energético, con impuesto a las regalías. Un impuesto sobre otro impuesto que, no tiene el más mínimo sentido, pero que aspira percibir cerca de $7,02 billones en 2023.

El gobierno Petro olvida que sin empresas no hay sector público y que parte importante de la recuperación económica es gracias al sector empresarial. En contraste, frena los incentivos a la inversión productiva gravando aún más los beneficios.

Todos los gravámenes anteriores constituyen un escollo a la inversión extranjera, a la creación de empresa y a la formalidad. No se necesitan más impuestos, sino un gobierno que se ponga al servicio de familias y empresas que han sido devastadas por la crisis.

Sí se dirigen los esfuerzos a fomentar un mayor crecimiento en la economía, la base tributaria del Estado aumentará automáticamente sin que ello implique recurrir a mayores medidas confiscatorias. Según estimaciones de Davivienda corredores, por cada 1% que aumenta el PIB en Colombia, el gobierno recauda entre $2,0 y $3,5 billones. Si el país creciera a un ritmo del 5% anual, el recaudo estaría entre $10 y $18,6 billones, ¡una auténtica maravilla!

Pero está que este gobierno prefiere confiscar bajo las falacias socialistas de que se recauda poco y que se necesita en el camino hacia la reducción de la desigualdad. Todo el mundo sabe perfectamente que el problema en el país no es la baja recaudación, sino la ineficiencia en la asignación del gasto y los fenómenos de evasión y elusión. En países como Colombia, como lo demuestran datos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el gasto de gobierno por ineficiencia, asciende al 4,8% del PIB anual y el monto por evasión de impuestos sobrepasa los $80 billones anuales.

El problema no es la falta de gasto, el problema es que se gasta muy mal,  el problema no es que se recauda poco, el problema es que existe una alta evasión a la par de un alto nivel de desempleo y media economía hundida en la informalidad, por eso se recauda poco, el problema no es que se grava a los ricos el problema es que también se grava a las empresas, a las mismas fuentes que producen la generación de riqueza. La nueva Reforma expolia al sector empresarial.

Se necesita incentivar el crecimiento, fomentar la actividad e introducir una fiscalidad baja y atractiva, es la única forma de alcanzar un nivel de crecimiento alto y sostenido, así como de garantizar la sostenibilidad fiscal de largo plazo.

No le pedimos al gobierno Petro que intervenga en la economía, sino que deje de intervenir tanto.

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