Un año del Gobierno del Cambio: Como vamos, ¿vamos bien? (2)

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Por | Edilberto Rodríguez Araújo – Profesor investigador, integrante del grupo OIKOS de la UPTC / @zaperongo

Edilberto Rodríguez | Contrapunto económico

La economía colombiana tiende a retomar su senda de crecimiento de prepandemia jalonado por la demanda doméstica de los hogares y la inversión, -pese a los cánones monetarios ortodoxos de incrementar la tasa de interés para contener el consumo-,así como el repunte de sectores como la intermediación financiera,  la economía cultural, la minería y las actividades ligadas a las TICs,- que contrastan con el lánguido desempeño de la agricultura, la industria , el comercio y la construcción-, que absorben los nuevos puestos de trabajo y han contribuido a elevar el ingreso por habitante, -que en 2022 alcanzó los $18,8 millones (6.874 dólares), que se había comprimido con la aparición de la pandemia y sus nefastos efectos sociales colaterales.

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La lenta recuperación del periodo postpandémico se le atribuye, también, a la reactivación del comercio exterior, pese al crónico desbalance, dado el acelerado incremento de las importaciones, que han comenzado a declinar en lo corrido de este año, pese a la apreciación del peso colombiano, en que el tipo de cambio ha caído por debajo del umbral de los $4.000, como se registró en 2021, año de rebote de la economía colombiana. Las ventas externas se han ralentizado aumentando el déficit de la balanza comercial.

 Las expectativas de crecimiento económico en 2023 son muy moderadas y dependen de la coyuntura internacional, plagada de incertidumbre, además de los estragos que viene causando la crisis climática. Las arcas públicas tienen un boquete que ninguna reforma tributaria y endeudamiento han podido taponar. De allí, que se observe un persistente saldo en rojo en la financiación del Sector Público Consolidado (SPC) y del Gobierno Nacional central (GNC), con una voluminosa deuda pública de más de $800 billones (57,3 por ciento del PIB en el primer trimestre de este año) que, aunque ha mermado, es una “bomba de tiempo” que le resta margen de maniobra a la expansión del gasto público al actual Gobierno, empeñado en reducir la brecha de la inequidad que atraviesa todo el territorio nacional.

De otra parte, las necesidades de financiamiento se han cubierto con un mayor flujo de inversión extranjera que se ha orientado hacia los sectores extractivo y financiero, lo que contrasta con la salida de capital nacional, el cual ha mantenido un nivel estable, después del bajonazo de 2020. El descuadre de la balanza comercial se refleja en el saldo negativo de las transacciones internacionales de bienes y servicios.

Tal como se observa con el endeudamiento interno, el endeudamiento externo es muy abultado y su proporción en relación el tamaño de la economía colombiana es preocupante, comoquiera que supera los 180.000 millones de dólares, trepando más en el sector privado que representa en 2023 el 43,2 %. La creciente deuda externa pública es uno de los causantes del voluminoso déficit fiscal, drenando, además, alrededor del 20 por ciento de los recursos del presupuesto nacional.

PUNTO FINAL: Ahora bien, el Marco Fiscal de Mediano Plazo (MFMP), divulgado este mes, prevé un panorama muy optimista, puesto que los nubarrones macroeconómicos se han disipado. Así lo plantea el Ministerio de Hacienda: “Se espera que la economía colombiana se ubique alrededor de sus niveles tendenciales del PIB a partir de 2025, consistente con una brecha del producto cerrada y un crecimiento real de 3,2% desde 2026”. Más adelante agrega: “La evolución de la actividad económica estaría jalonada por el proceso de transformación productiva, que recogería tanto las políticas de reindustrialización como el proceso de transición energética, lo que promovería el fortalecimiento de las actividades no tradicionales”.

Estas expectativas están alineadas con las previsiones del Gobierno nacional, derivadas del nuevo modelo de crecimiento económico: “En el mediano plazo, el proceso de transformación productiva impulsaría el crecimiento de las exportaciones no tradicionales y de servicios. Lo anterior favorecería la diversificación de la canasta exportadora del país y la corrección del déficit de cuenta corriente. Particularmente, el déficit externo convergería a un nivel que permitiría estabilizar los pasivos externos netos en el mediano plazo. Este déficit sería financiado, principalmente, por los flujos de IED al país, los cuales estarían concentrados en los sectores no minero energéticos”.

E-mail: [email protected]

Twitter: @zaperongo

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1 COMENTARIO

  1. Cómo siempre el análisis macroeconómico del profesor Edilberto Rodríguez es lúcido y acertado, permitiendo una interesante comprensión del comportamiento de la economía colombiana en el primer año del gobierno actual.

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