Tunja es la ciudad capital donde menos se aguanta hambre

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Es la gran conclusión del reporte de seguridad alimentaria presentado por el DANE, en el que se indica que la capital boyacense es la ciudad capital con el mayor porcentaje de consumición de tres comidas al día.

Luego de la alarma que desató el resultado de la Gran Encuesta Integrada de Hogares–Mercado Laboral, correspondiente a agosto, que dejó a Tunja como una de las ciudades capitales con mayor tasa de desempleo, apareció una buena noticia entre uno de tantos reportes realizados por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE).

Se trata del reporte de seguridad alimentaria para el trimestre móvil julio-agosto, que compara el porcentaje de hogares       que consumían en promedio tres comidas al día al inicio de la pandemia, con el porcentaje de hogares que las consumieron entre julio y agosto de 2020.

En dicha medición Tunja aparece en el primer lugar con un porcentaje del 91,7% de hogares que aseguran haber consumido tres comidas al entre meses de julio y agosto.

El resultado tiene varias aristas para el análisis, pues solo tres ciudades, de 23 que hicieron parte de la medición, superan el 90% en el indicador: Tunja (91,7%), Bucaramanga (91,7%) y Neiva (91,6%). Tan alto porcentaje podría explicarse por la ausencia de una población significativa en condiciones de pobreza monetaria extrema, como también podría implicar la reinvención de los hogares para distribuir el mercado de forma que se garanticen las tres comidas al día, o quizá ser una de las ciudades menos golpeadas con el crecimiento del IPC.

La comparación del porcentaje de cumplimiento del ítem es otro de los aspectos a analizar, pues Tunja presenta un decrecimiento del 7,2%, pasando de un 98,9% al inicio de la pandemia a un 91,7% en los meses posteriores. Esto puede ser interpretado de diversas formas, siendo el impacto de la pandemia el primer factor sospechoso de causar el decrecimiento.

En el último lugar de la medición aparece Cartagena con un decrecimiento del 49,3%, que podría expresar una gran dependencia de la actividad turística como principal ingreso de los hogares cartageneros, comparado con una ciudad como Tunja, cuya actividad principal son los servicios, que no dejaron de operar durante el aislamiento preventivo obligatorio, a diferencia del turismo. Esta es una de las primeras conjeturas que podría establecerse, a pesar del riesgo de ser demasiado apresurada.

Otra suposición que podría hacerse respecto al comportamiento de decrecimiento de Tunja y Cartagena como extremos opuestos de la medición, podría ser el impacto del crecimiento del desempleo en la una y la otra. Pero una conclusión así queda desacreditada al ver que Tunja se acerca cada vez más al top 5 de ciudades con mayor tasa de desempleo, mientras que Cartagena está en el extremo opuesto.

Una tercera hipótesis para explicar este comportamiento puede ser la variación en el costo de vida, siendo el de Tunja casi igual que al inicio de la pandemia, mientras que el de Cartagena habría aumentado dramáticamente, aunque eso solo podría comprobarse mediante un reporte disgregado del IPC, por meses y por ciudades durante los meses de impacto de la pandemia. De todas formas, no es una explicación que resulte del todo factible, pues al ver los resultados de variación del IPC para agosto en cuanto a bienes y servicios, la variación del IPC en Cartagena fue del -0,12%, mientras que en Tunja fue del -0,05%, lo que revela no solo un mantenimiento de los precios, sino una situación muy parecida para las dos ciudades.

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