Quien cultiva miseria, cosecha violencia

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Por | William Nándar / Empresario de las esmeraldas; exalcalde de Muzo

Y eso es precisamente lo que está pasado en estos últimos 10 años, en los cuales han hecho su arribo los nuevos mineros de Esmeraldas o multinacionales que vienen a la región del occidente de Boyacá.

Es entendible que deban rescatar su inversión y tener una utilidad económica para sus compañías.
Esa situación es normal en cualquier emprendimiento empresarial.

“Pero en el trabajo de la minería de esmeraldas, esas premisas académicas NO son un ‘dogma’, habida cuenta que nuestra minería es algo:

INTANGIBLE
(nadie sabe dónde exactamente están las esmeraldas, ni tampoco cuanto valen.

Muchísimas personas han encontrado una o varias esmeraldas, y creen haber cogido el mundo a dos manos y con el tiempo quedan pobres y se enteran que regalaron o malgastaron ‘su guaca’.

INMEDIBLE porque no podemos decir cuántas esmeraldas hay en un frente en producción y cuántas se escapan sin darnos cuenta y llegan perdidas a los patios de estériles o botaderos.

Decir que muchos mineros o guaqueros ‘hacemos un trabajo milenario’ es decirnos mentiras. Aceptemos que hemos sido aventureros, que muchos de nosotros llegamos en busca de fortuna fácil y rápida y decidimos quedarnos en este maravilloso paraíso.

Ninguna de nuestras familias tiene vínculos ancestrales con la tribu de los Indios Muzos, pues les recuerdo que esa tribu fue exterminada por los españoles y la iglesia católica.

En su inmensa mayoría somos advenedizos a unas tierras que nos recibieron con esperanza

Yo también eché pala y lavé tierra en asocio con otros guaqueros y aventureros; esa es una actividad de hace pocas décadas (1970- 1985 aproximadamente), en la que los empresarios de ese momento botaban el tambre con esmeraldas que Ni siquiera veían o podían impedir que se les fueran porque, sin darse cuenta, tumbaron montañas y hubo la bonanza económica de esas décadas.

Tenemos que darnos cuenta que no es fácil hacer minería, que cuesta mucho dinero sacar esmeraldas, que el estado obliga a los titulares a cumplir con leyes: laborales, ambientales, mineras, comerciales, tributarias, sociales y ese factor asusta a los pocos empresarios de la región y muchos de ellos se ven obligados a entregar al ‘mejor postor o inversionista”.

Los títulos mineros.

Pero entendemos la protesta comunitaria que se viene originando en la región, hay problemas económicos de la gente, no tienen como sostener sus familias, no hay fuentes de empleo en las nuevas empresas, pero entonces valdría la pena hacernos unas preguntas y muy seguramente no tendrán una respuesta oficial del gobierno o de los nuevos mineros o multinacionales:

¿Los nuevos mineros o empresas multinacionales están siendo justos con la comunidad donde están los yacimientos de esmeraldas?

¿Los nuevos mineros o multinacionales están dando las oportunidades laborales a las gentes de la zona que las leyes les exigen y compran los productos que produce la región?

¿Los nuevos mineros o multinacionales están declarando legalmente sus producciones y pagando lo justo al estado para que este a su vez, revierta en la zona con inversión en infraestructura vial, educativa y de salud?

¿Los nuevos mineros o multinacionales no están evadiendo impuestos a través de figuras como las fundaciones y zonas francas, engañando al gobierno y a la región?

¿Los nuevos mineros o multinacionales están en la disposición de reconciliarse con nuestra sociedad regional, gestionando con su gran aliado, el Gobierno Nacional la mejora de la infraestructura vial para poder hacer otra actividad económica la gente de la región?

Cultivos, turismo, ganadería, serían fuentes nuevas de trabajo sin que tengan que soportar el peso social esas nuevas compañías, que no son las únicas culpables de la situación económica actual en la que hasta está en contra la pandemia que afecta al mundo y muy duro ataca el gremio de los campesinos, obreros y ciudadanos.

Hay motivos para estar inconformes, pero ojalá haya razones para llegar a acuerdos justos, donde se protejan los derechos de las empresas pero que también sean privilegiados los derechos de los habitantes de la región.

El Estado, a través de sus autoridades, tiene en sus manos resolver este problema que afecta a la comunidad y a los inversionistas. Mucha sabiduría y respeto debemos promover en este difícil momento.

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