La carta del exalcalde de Paipa a la familia Pachón Galán en el aniversario del asesinato de Luis Carlos Galán Sarmiento

Foto | https://www.vanguardia.com/
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Se cumplen hoy 32 años del asesinato de quien en ese momento se perfilaba como el más firme candidato a la Presidencia de Colombia. El exalcalde de Paipa, Julio Cesar Vásquez, en una carta abierta, le hace varias reflexiones a los ‘herederos’ del Nuevo Liberalismo.  

“El legado, las ideas y el ejemplo de Luis Carlos Galán Sarmiento no se reproducen al amparo de la exhibición de sus afiches de hace 35 o 40 años, ni coreando vivas al nuevo partido intentando despertar las emociones de un electorado que, menor de 45 años, en su mayoría no siente mayor impacto con este tipo de acciones. Es decir, me parece mala estrategia buscar adherentes a un partido nuevo acudiendo al recuerdo emocional de su gran dirigente que, justamente, desmovilizó dicho partido para reintegrarse al Liberalismo”.

Ese es apenas uno de los planteamientos del exalcalde de Paipa, Julio César Vásquez Higuera, quien fue uno de los más entusiastas promotores y líderes del galanismo en Boyacá, le hace a la familia Galán Pachón, a propósito de la reciente decisión de la Corte Constitucional de devolverle la personería jurídica al Partido Nuevo Liberalismo y de la conmemoración hoy de los 32 años del asesinato de Luis Carlos Galán Sarmiento. 

Dice Julio César Vásquez que “el país de hoy en día no es el mismo de hace 35 o 40 años, cuando las mejores épocas del Dr. Galán. Si bien, la lucha contra la corrupción, contra el narcotráfico, y otras banderas defendidas por nuestro Jefe siguen hoy vigentes; hay otros temas que copan la atención de los colombianos y de los sectores que hoy irrumpen con fuerza en el debate nacional: los problemas ambientales, la inseguridad, la inequidad social, la falta de oportunidades, educación de calidad, la cultura, la ciencia y la tecnología, son temas que hoy reclaman grandes sectores insurgentes y protagónicos: la juventud, las mujeres, la población LGBTI, el campesino, etc”.

Anota, igualmente, que no está descubriendo el agua tibia, pero que en el imaginario de muchos el Nuevo Liberalismo es un partido de ‘delfines’. “Para muchos colombianos, la idea que les ronda en la cabeza al referirse al Nuevo Liberalismo o a la actividad política de ustedes, es que los hermanos Galán se han aprovechado del recuerdo de su padre para estar en cargos oficiales y que el nuevo partido va a ser una colectividad familiar en la cual los puestos más importantes son para los herederos naturales. De igual manera, también es claro para muchos que una cosa fueron los padres y otra los hijos. Los invito, cordialmente, a ser innovadores, a demostrar lo errado de esta creencia; tienen ustedes un gran reto para demostrar lo contrario, un reto que no se agota en dos, tres o cinco años. Luis Carlos Galán fue un verdadero estadista y los vuelvo a invitar a pensar como él: no en la próxima elección, sino en la próxima generación. ¡Qué hermosa labor la que les espera!”, dice Vásquez Higuera.

A propósito de la decisión de la Corte Constitucional sobre la personería jurídica, escribe Vásquez Higuera que “el Nuevo Liberalismo tiene un hermoso reto a 10 o 20 años. Quizá el creador no me permita presenciar su gran triunfo, pero ojalá mis hijos y las nuevas generaciones de colombianos sí lo perciban y disfruten ese nuevo país que nos enseñara a soñar nuestro Jefe Luis Carlos Galán Sarmiento”.

La carta de Vásquez Higuera

Dra. Gloria Pachón de Galán

Doctores Juan Manuel, Carlos Fernando y Claudio Galán Pachón

Dr. Rodrigo Lara Restrepo. Dr. Alfonso Valdivieso Sarmiento.

Dr. Iván Marulanda Gómez.

Me llamo Julio César Vásquez Higuera, 63 años, abogado externadista y militante, otrora, del Nuevo Liberalismo, N.L. bajo la conducción del sacrificado líder Luis Carlos Galán Sarmiento. Ingresé a la política con 22 años, atraído por la figura, ideas, talante, actitud y lucha del Dr. Galán. Con unos amigos fundamos en Paipa (Boyacá) el Nuevo Liberalismo, fui cofundador del mismo en Boyacá y concejal suplente de Paipa en las mejores épocas del movimiento. Ejerciendo como primer alcalde popular de Paipa (1.988-1.990) acompañé los funerales de nuestro Jefe y tuve el inmenso honor de cargar su ataúd hasta el Cementerio Central, vivencia que plasmé, como ustedes lo saben, en mi primer poema, escrito hace un año con ocasión de otro aniversario luctuoso como el de hoy.

Quizá esta presentación me conceda ante ustedes las credenciales suficientes para motivarlos a leer este documento hasta el final, y les ayude a entender la razón de esta carta abierta escrita con el sentimiento y el deseo de acertar en los argumentos aquí contenidos. Dos motivos centrales me acompañan en este propósito: El cumplirse un aniversario más del magnicidio y el hecho de revivirse, legalmente, la personería jurídica para el Nuevo Liberalismo.

¿Quién fue Luis Carlos Galán Sarmiento? Un hombre providencial, estructurado ideológicamente en el liberalismo, con una visión diferente y moderna de la política, un líder carismático cuya lucha e ideas cautivaron importantes sectores del electorado colombiano; alguien que despertaba y hacía sentir, con su actitud y su oratoria, algo que hoy no irradian todos aquellos que se autodesignan dirigentes y hasta candidatos presidenciales: La mística; mística por unos ideales, mística por un dirigente, mística por su movimiento. Esa comunión espiritual que mueve montañas y que nos impulsó a entrar a la política a muchos jóvenes de ese entonces.

¿Cómo se creó el Nuevo Liberalismo? Surgió como una disidencia, una voz de rebeldía contra el manejo clientelista y politiquero del Partido Liberal, contra el ejercicio de las trapisondas, el amiguismo y la corrupción en la política colombiana, contra la penetración del narcotráfico en la política y en diversas instancias de la vida nacional; predicaba, recordemos, una nueva forma de hacer política. Estos y más postulados los encarnó un líder: Luis Carlos Galán Sarmiento, eje central, galvanizador y orientador del movimiento. Un movimiento que comenzó a gestarse en Santander, luego en Bogotá, para extender su influencia a todo el país. Fueron 10 años de lucha, con importantes triunfos electorales y bajonazos también.

Pero el N. L. llegó a su fin por voluntad del propio Dr. Galán, en la campaña a la presidencia 1990-1994. Bajo la condición central de realizar una consulta popular para escoger el candidato, Galán, ya muy posicionado entre los liberales de base y en el país nacional, disolvió su partido y se reintegró al Liberalismo, en un paso estratégico que lo colocó en primera línea de favorabilidad para alcanzar el solio de Bolívar. Sólo su asesinato truncó su carrera imparable hacia la presidencia a nombre del Liberalismo. Muerto el líder, los cuadros directivos del antiguo N.L. a través de todos estos años se diseminaron en el Congreso, la burocracia, otros partidos, el periodismo, y algunos han muerto.

Hago este breve resumen para resaltar una primera conclusión y es la de que, a pesar de sus 10 años de enjundiosa lucha política el N.L. como tal, como movimiento o partido político, nunca tuvo la oportunidad, ni estuvo cerca, de llevar a la presidencia a su máximo líder. El N.L. fue la plataforma política-partidista e ideológica que cimentó y catapultó al final, la figura de su líder; pero si hay algo cierto, es que Galán, al momento de su asesinato, acariciaba el triunfo por la Presidencia a nombre del Partido Liberal, por su propia voluntad.

Pues bien, sobre las anotaciones anteriores, veamos el panorama actual: el pasado 5 de agosto, la Corte Constitucional le restituyó la personería jurídica al Nuevo Liberalismo, habilitándolo como partido político para participar en comicios y jugar en el escenario político partidista de Colombia. Expreso mi alegría por este hecho y felicito a la familia Galán Pachón por este premio a una dura lucha emprendida en años anteriores. Un régimen democrático tiene su sustento en el sistema de partidos políticos y entre más cohesionados y actuantes estén estos, la democracia se fortalece. Desde este punto de vista la nueva opción que se ofrece a los colombianos, encarnada hoy en el Nuevo Liberalismo, oxigena el panorama político nacional y ofrece, tanto a los mayores que vivimos la época de Luis Carlos Galán, como a la juventud de hoy en día, una ventana de oportunidad para refrescar el ejercicio de la política en nuestro país con nuevos aires, visiones y actitudes.

Ante este nuevo reto que se abre ante ustedes, respetados dirigentes, me atrevo a hacerles las siguientes observaciones:

1.- El país de hoy en día no es el mismo de hace 35 o 40 años, cuando las mejores épocas del Dr. Galán. Si bien, la lucha contra la corrupción, contra el narcotráfico, y otras banderas defendidas por nuestro Jefe siguen hoy vigentes; hay otros temas que copan la atención de los colombianos y de los sectores que hoy irrumpen con fuerza en el debate nacional: los problemas ambientales, la inseguridad, la inequidad social, la falta de oportunidades, educación de calidad, la cultura, la ciencia y la tecnología, son temas que hoy reclaman grandes sectores insurgentes y protagónicos: la juventud, las mujeres, la población LGBTI, el campesino, etc.

2.- La clase política y parlamentaria, de la cual ustedes han hecho parte, adolece de un profundo prestigio y confianza por parte de la ciudadanía. El Congreso, como institución, sufre igual calificación y sus integrantes, en más de un 75 %, se mantienen en su curul en cada elección, gracias a la compra de votos, al engaño al elector, a “jugaditas” y componendas y a todo aquello que combatiera nuestro Jefe. Su desempeño suele ser gris, pero la baja cultura política de los colombianos permite que vuelvan a ser elegidos llegando a su curul a acomodarse con el gobierno de turno, convirtiendo el “control político” en una entelequia.

3.- Otras instituciones y sus personajes, que también presentan menoscabo en la opinión nacional son los partidos políticos. A la explosión de partidos de “garaje” que con una o dos curules usufructúan las arcas del Estado, se suma que los dirigentes de los partidos piensan más en su futuro electoral o el de su familia, que en su colectividad; prefieren mantener sus cuotas en el gobierno a hacer una oposición seria y razonada; no aplican la responsabilidad política a sus miembros parlamentarios o en la burocracia alta cuando cometen faltas éticas o administrativas y, por ende, no tienen el valor de expulsarlos de la colectividad pues sus votos son más importantes que la ética o la imagen del partido. (Recordemos, a propósito, la expulsión del N. L. de Pablo Escobar). La juventud y el colombiano de a pie, hoy, se muestra descreído de los partidos políticos; y al momento de votar, quienes lo hacen, miran más a la persona y sus propuestas, que al partido a que pertenece.

Hago énfasis en estos tres puntos anteriores, pues, al calor de la noticia de días pasados y de las imágenes televisivas de amigos suyos con afiches del Dr. Galán celebrando esta decisión, se escucha y lee en medios que el N.L. revivido lanzará candidato presidencial, listas al Congreso, que se van a convocar las bases nuevamente para esta gran cruzada política, etc, etc, etc.

Entro entonces, en la parte final de esta carta abierta, a plasmar mis humildes opiniones de alguien que, como yo, se encuentra retirado de la política activa y que aspira, únicamente, a que este documento sea leído y evaluado por sus destinatarios con la tolerancia y el respeto por las ideas ajenas, que nos enseñó el Dr. Galán a sus seguidores:

Primero.- El legado, las ideas y el ejemplo de Luis Carlos Galán Sarmiento no se reproducen al amparo de la exhibición de sus afiches de hace 35 o 40 años, ni coreando “vivas” al nuevo partido intentando despertar las emociones de un electorado que, menor de 45 años, en su mayoría no siente mayor impacto con este tipo de acciones. Es decir, me parece mala estrategia buscar adherentes a un partido nuevo acudiendo al recuerdo emocional de su gran dirigente que, justamente, desmovilizó dicho partido para reintegrarse al Liberalismo.

Segundo. Los colombianos olvidamos nuestra historia. El significado de la lucha de Galán para muchos hoy en día se diluye recordando la trayectoria de sus hijos, simultánea, en dos partidos diferentes, trayectoria, por cierto, que no dejó profunda huella como sí lo hizo su padre. Me explico descarnadamente con dos ejemplos y lo siento si hiero susceptibilidades: Juan Manuel Galán, a mi juicio, no utilizó eficazmente los 12 años como Senador de la República, para realizar acciones trascendentes que lo proyectaran como gran líder nacional, tal como lo logró su padre; y la imagen que tenemos los colombianos de un Rodrigo Lara Bonilla, luchador contra los carteles de la droga, no es la imagen que hoy tenemos de un Rodrigo Lara Restrepo, manejando equivocadamente su derrota electoral al Senado en el 2010… Sólo pretendo recordarles que los diez años de lucha de Galán padre, con el N.L., lo posicionaron y proyectaron como un gran líder nacional, pero no perpetuaron su partido.

Tercero. No estoy descubriendo el agua tibia. En el imaginario de muchos el N.L. es un partido de “delfines”. Para muchos colombianos, la idea que les ronda en la cabeza al referirse al Nuevo Liberalismo o a la actividad política de ustedes, es que los hermanos Galán se han aprovechado del recuerdo de su padre para estar en cargos oficiales y que el nuevo partido va a ser una colectividad “familiar” en la cual los puestos más importantes son para los herederos naturales. De igual manera, también es claro para muchos que una cosa fueron los padres y otra los hijos. Los invito, cordialmente, a ser innovadores, a demostrar lo errado de esta creencia; tienen ustedes un gran reto para demostrar lo contrario, un reto que no se agota en dos, tres o cinco años. Luis Carlos Galán fue un verdadero estadista y los vuelvo a invitar a pensar como él: no en la próxima elección, sino en la próxima generación ¡Que hermosa labor la que les espera!

Cuarto. La historia del Liberalismo colombiano nos ha enseñado que, cada cierto tiempo, períodos de entre 35 y 40 años, surge un líder popular de sus entrañas, carismático, visionario y defensor de los más débiles, que luego es asesinado. Así sucedió con Rafael Uribe Uribe, con Jorge Eliécer Gaitán y con Luis Carlos Galán. Siguiendo la proyección histórica, hoy no se vislumbra ni existe en el panorama nacional un líder liberal con dichas características. Pero puede suceder y ojalá así sea, que terminando esta década o en la década de los próximos años 30 pueda surgir ese líder que Colombia espera. Ojalá el nuevo Nuevo Liberalismo sea la cantera que prepare y propicie un nuevo dirigente surgido de sus entrañas que, siguiendo el ejemplo de Luis Carlos Galán, sacuda las estructuras políticas de la Colombia en los próximos años.

Quinto. Retomando el punto tercero, pienso que la esclusa política que les abrió la Corte Constitucional debe ser para una lucha de mediano y largo plazo, entre diez y veinte años. Como he afirmado, el ejemplo de Galán padre debe servir para pregonarlo y sobretodo seguirlo; es el mejor homenaje a su memoria. Nuestro país sigue teniendo en su mayoría talante liberal y es tarea de ustedes revisar ideológica y programáticamente los documentos del antiguo Nuevo Liberalismo para adecuarlos a las nuevas realidades nacionales y sintonizarlos con el talante dicho. Deben procurar organizar escuelas de conocimiento de la historia y de preparación de nuevos liderazgos políticos en todo el país, promover debates sobre grandes problemas nacionales, y creo que deben realizar procesos muy selectivos de los candidatos del movimiento en las elecciones que pretendan participar. Solo así pueden ustedes hacer ver al nuevo partido, como un verdadero oxígeno para la política nacional.

Sexto. ¿Quién debe liderar este nuevo partido? No pretendo inmiscuirme en sus decisiones, pero quiero recordarles algo que me parece importante: Luis Carlos Galán comenzó en forma su carrera política en su departamento, Santander, como Senador. Y luego fue Concejal de Bogotá, ciudad en la cual, gracias a su trabajo político, llegó a ser el gran líder de la política bogotana. Las ventanas de las casas y apartamentos de los capitalinos, se inundaron entonces con el famoso afiche de Carlos Duque, ¿lo recuerdan? Traigo esto a colación, pues me parece que el millón de votos recibido por Carlos Fernando Galán en la pasada elección a la Alcaldía bien puede ser la cuota inicial para la acción política del movimiento.

Fortalecerse primero y concentrar mayoritariamente la acción política en la capital, y luego fortalecerse en el país. Ojalá, en las próximas elecciones presidenciales pueda el N.L. jugar un papel decisorio o de gran peso en el apoyo a una candidatura de centro, alejada de los extremos polarizantes que hoy conocemos.

Me excuso nuevamente si hiero susceptibilidades, pero la presencia de dos hermanos al frente del partido, refuerza la visión de “partido familiar”, que no conviene al futuro de la colectividad.

Séptimo.- Permítanme, finalmente, dejarles tres reflexiones:

1.- Cuando el Dr. Galán fue asesinado, año 1989; Juan Manuel tenía 17 años, Carlos Fernando 12, y Rodrigo 14, aproximadamente. Estudiaban ustedes su bachillerato. Yo tenía 32 años, ejercía como primer alcalde popular de Paipa (Boyacá) y venía de una lucha política de 10 años en mi pueblo y en el departamento, todos como militantes del Nuevo Liberalismo. En tal condición viví, sufrí y afronté los rigores y la adversidad de defender las ideas políticas de un hombre que entró a romper las viejas costumbres políticas en Colombia. Como muchos otros, en diversas latitudes. Les hago esta referencia para rogarles el favor que acepten este documento como un aporte de la experiencia, absolutamente desinteresado y sincero, de alguien que, verdaderamente, se impregnó hasta el alma de la lucha política de Luis Carlos Galán Sarmiento.

2.- Actualmente, pensionado, divido mi tiempo entre ser el director ejecutivo de un importante gremio de la seguridad privada del país; y la declamación, como actividad de difusión de la buena poesía y el conocimiento de poetas nacionales y universales, como a ustedes les consta. Trabajo en dos temas que me gustan y que necesita este país: la seguridad y la cultura. Anoto esto para reiterarles que no aspiro a nada diferente de volver a ser militante, si me lo permiten, del nuevo partido.

3.- Ojalá me equivoque en la visión que tengo, y el partido tome una dinámica tal que, en uno o cinco años coloque Presidente de la República y ese presidente ponga en práctica los ideales, renovados y actualizados del Dr. Luis Carlos Galán. Sin embargo, me temo que debemos poner los pies en la tierra y adecuarnos a la realidad nacional. (El caso del actual presidente Duque es absolutamente sui géneris, pero esta es otra historia).

Como lo escribí líneas atrás y lo reafirmo para terminar, el nuevo Nuevo Liberalismo, tiene un hermoso reto a diez o veinte años. Quizá el creador no me permita presenciar su gran triunfo, pero ojalá mis hijos y las nuevas generaciones de colombianos sí lo perciban y disfruten ese nuevo país que nos enseñara a soñar nuestro Jefe Luis Carlos Galán Sarmiento.

De Ustedes, cordialmente,

JULIO CÉSAR VÁSQUEZ HIGUERA.

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