“Como nos enseñaron nuestros antepasados: familia que reza unida, permanece unida”: Monseñor Gabriel Villa Vahos

Foto | Hisrael Garzonroa
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Feligreses retornaron a la Plaza de Bolívar, después de tres años, para vivir presencialmente la ceremonia solemne en honor a la Virgen del Milagro. El mensaje principal estuvo enfocado a las familias.

El escenario público principal de los boyacenses volvió a llenarse, esta vez, luego de tres años, para congregar a los católicos en torno a la ceremonia solemne en honor a Nuestra Señora del Milagro, como uno de los actos más emblemáticos de estas festividades que se desarrollaron el fin de semana en Tunja.

“En este 2022 celebramos 392 años de la aparición milagrosa de la imagen de la Virgen en el antiguo convento de las hermanas concepcionistas y que permanece estampada en este bello lienzo que podemos contemplar (el que se llevó en el desfile y se instaló en la puerta de la catedral durante el acto religioso); ella es matrona de la Arquidiócesis de Tunja y de la Fuerza Aérea Colombiana, la llamamos con un novedoso título: Nuestra Señora del Milagro, y nos conviene recordar que María estuvo presente en el primer milagro realizado por Jesús, invitada a las bodas de Caná, junto con su hijo y sus discípulos, su intervención fue muy importante para que el agua fuera convertida en vino”, relató monseñor Gabriel Ángel Villa Vahos, arzobispo de Tunja.

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El ministro de la Arquidiócesis comparó aquella época con la actualidad y refirió que a la humanidad se le ha acabado el vino, “después de este difícil tiempo de pandemia queremos que María se dirija a su hijo y le cuente que aún nos falta vino, no hemos aprendido bien la lección de este tiempo calamitoso, aún nos falta más en el vino del amor para servir a los demás y reconciliarnos; nos falta vino de la esperanza, porque en muchos hay angustia y preocupaciones, a muchos les ha asaltado la tentación del suicidio; nos falta el vino de la verdad y la transparencia, campea en muchos sectores de nuestra nación la corrupción y la mentira, el egoísmo, y todos tenemos que luchar por el establecimiento del bien común”.

Continuando con ese paralelo con las bodas de Caná, monseñor transmitió el mensaje de la santa madre quien dice que se haga lo que Jesús diga, “y Jesús nos dice, vuelvan y confíen en Dios mi padre, Él no los abandona, pero ustedes tampoco lo abandonen; he sido obediente al padre y los he redimido, crean en mí que tengo palabras de vida eterna, déjense guiar por el espíritu de Dios, y no por sus caprichos e intereses”.

Foto | Hisrael Garzonroa

El mensaje para las familias es para que luchen por salvaguardar la unidad, “sean verdaderas escuelas de amor, de comunión y de servicio, que la violencia intrafamiliar sea superada con el diálogo, el respeto mutuo, la reconciliación, el servicio; Él dice a las familias que no abandonen nunca la oración, como nos enseñaron nuestros antepasados: familia que reza unida, permanece unida; hagan lo que Él les diga, Cristo dice a los jóvenes, comprendo sus ansías de felicidad y sus amplias aspiraciones de triunfar, pero no se dejen llevar por los espejismos, por los atractivos del mundo del consumo, amen la vida, no se autodestruyan con la plaga de la drogas, del alcohol, de las pasiones desordenadas, aprovechen sus energías juveniles para aprender, para alcanzar nobles ideales, prepárense para tomar con responsabilidad las riendas de la sociedad que les espera; Jesús nos dice a los ministros y consagrados, y también para quienes se preparan, asuman con seriedad y radicalidad el evangelio que predican, sean coherentes con la vocación y misión que han recibido, limpios de corazón y dedicados a anunciar la palabra de Dios y a santificar al pueblo que les ha sido encomendado, tengan oídos abiertos a los clamores del pueblo que sufre; Jesús dice a los dirigentes de nuestros pueblos, ejerzan la autoridad como servicio, como una alta forma de caridad, administren con transparencia los recursos de las comunidades y procuren destinarlas a satisfacer, especialmente, las necesidades básicas de la población atendiendo a los más vulnerables”, explicó el religioso.

El arzobispo hizo énfasis en que no se aprendió la lección en tiempos de dificultad, que la violencia es pan de cada día, en la despenalización del aborto, el suicidio asistido y la preocupación excesiva por animales, el ambiente, entre otros, y no así mismo, esa consideración y sensibilidad por el hombre.

Agradeció por la oportunidad de reunirse, al pueblo boyacense por ese testimonio de fe, de amor a Dios y a la Virgen, reconoció la importancia de que unos y otros se unan, de sacar el máximo provecho de la pospandemia ayudándose unos a otros, para amar más la vida, la familia, el campo y los campesinos, “o nos salvamos, o nos hundimos todos”, exclamó Villa Vahos.

El famoso desfile antecedió la ceremonia que contó con la acostumbrada revista por parte de las Fuerzas Armadas. Mucha reflexión en el domingo de Pentecostés con una multitudinaria respuesta de la comunidad de la capital de Boyacá, de propios y visitantes. Si desea revivir cada momento de la eucaristía puede hacer clic en el siguiente enlace:

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