Museo de la Memoria Histórica en Duitama, martes 9 de abril del 2024

Foto | Archivo particular
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Vimos noticias durante unos buenos meses y cada vez que salían estadísticas sobre la guerra, las anotábamos en un cuaderno. Luego contrastábamos estos datos con las estadísticas que emitían varias ONG, Medicina legal, fundaciones, etc. Así fuimos dando un piso estadístico a puntos de vista que requerían ser fortalecidos. Acompañábamos estas indagaciones con la lectura de informes del Centro Nacional de Memoria Histórica y con la lectura de los columnistas y periodistas más notables que había en los medios. Debatíamos. Bordeábamos la palabra dignidad. Decidimos que el saber había que compartirlo con los demás integrantes de la comunidad.

Por | Miyer Pineda.
Docente de ciencias sociales. Líder de la Cátedra Jaime Garzón y del proyecto Mnemósine: la memoria histórica, una pedagogía para la paz; proyecto ganador en el Foro Educativo Nacional 2017 y Proyecto nominado al Premio Compartir al Maestro. Premio Internacional de Poesía en Paralelo Cero 2022

Concluimos que la Escuela ha permanecido al margen de la realidad del país y de lo que viven tantas personas en territorios lejanos a donde no llega el Estado. Concluimos que en la Escuela es más fácil hablar de sexo que de los horrores de la guerra sobre el cuerpo de mujeres, niños, viejos y, por lo general, hombres pobres o de clase media. Concluimos que ningún tema tiene porqué prohibirse de ser abordado en las aulas; si la esencia de la educación es humanizar, es necesario reflexionar sobre todo aquello que deshumaniza o afecta a lo humano.

Entonces volvimos la Escuela un Museo de la Memoria Histórica. Cada curso que se animó convirtió su salón o algún espacio del colegio, en un territorio en el que hablábamos de la guerra y sus atrocidades. Unos eligieron hablar de Bojayá, otros de El Salado, la Comuna 13, el Tigre, El Placer Putumayo, o cualquier informe del Centro Nacional de Memoria Histórica. Los demás estudiantes recorrieron estas exposiciones, escucharon a los compañeros, dieron voz a las víctimas y a sus familias; comprendimos la importancia de la paz para que más personas no tuvieran que sufrir tragedias similares.

Luego vimos que no era suficiente, entonces varios sábados salimos y recorrimos la ciudad temprano y pegamos hojitas en los postes, con información y estadísticas del conflicto armado interno. Fue insólita la reacción de los peatones o vecinos. Muchos leyeron, otros fueron indiferentes, otros arrancaron esa información, porque no sólo en las aulas es tabú hablar de la guerra; en las calles, hablar de la catástrofe, es un espejo en el que nadie se quiere mirar.

Pero decidimos ir más allá. Armamos el Museo y nos propusimos sacarlo a la Plaza de los Libertadores. Pedimos permiso a la Alcaldía y salimos a exponer con mis estudiantes del Santoto y de la Universidad. Hacia las 11:00 am., comenzaron a echarnos a la policía… Fue tan triste y arbitraria la situación que decidimos, a mitad de la tarde, recoger nuestras instalaciones y marcharnos para las casas. Sin embargo, muchas personas escucharon y felicitaron a los estudiantes. Fue grandioso. Ni siquiera la mediocridad de los personajes de la Alcaldía que estuvieron detrás del desalojo, empañó el esfuerzo de estudiantes y familias. Nosotros no salimos de los terrenos de la pedagogía; ellos escuchaban desde sus prejuicios. Nosotros intentamos dignificar a las víctimas; ellos son indiferentes ante el sufrimiento de la prójima y el prójimo. Nosotros intentamos hacer parte, algún día, de una nación moderna; ellos insisten, desde su mediocridad y fanatismo, en defender el culto al corrupto, narco y asesino.

En un salón, en una Escuela, en algunos postes y en el centro de Duitama. Eso sucedió en el 2015. En estos 8 años el Museo ha salido unas 16 veces, interrumpidos apenas por la pandemia. Poco a poco las personas escuchan y hemos ganado un espacio en la ciudad. Si en un comienzo la burocracia nos miraba con sospecha o eran indiferentes, ahora uno que otro reconoce el potencial de esta Experiencia Significativa y, a veces, están atentos a lo que necesitamos. El proyecto fue nominado al Premio Compartir al Maestro y ganó el Foro Educativo Municipal en el 2017; a raíz de esto, en la Noche de los Mejores, en el 2018, nos dieron un premio por Liderazgo Educativo. Tenemos un blog y un canal de YouTube donde damos a conocer lo que hacemos y al que se pueden suscribir si se dan permiso:

https://quebecmnemosine.blogspot.com/2020/06/cuento-y-poema.html

A la Experiencia se han sumado, en los últimos años, docentes de otras instituciones educativas. Los maestros Wilman Jiménez del colegio Silva Plazas, Víctor Maldonado del colegio Integrado, Jeison Estupiñán del colegio Francisco de Paula, siempre han estado ahí con nosotros. A veces se suman más profes del Integrado, de Quebec, de la Nueva Familia, del Boyacá, de la Presentación, de los Álamos. Liliana, Queipo, Anderson, Adriana, Edgar, Luisa, David, Harold, Félix, Paula, Anderson, Bibiana, Alberto y otros tantos docentes que rotan en sus redes lo que hacemos o que se han acercado a conversar con los estudiantes. A veces llegan exalumnos, víctimas o familiares de víctimas y comparten con nosotros sus historias. Muchos dejan mensajes a las víctimas en una cajita que hemos adaptado para eso. Nos respalda Zoscua y trabajamos con la Comisión de la Verdad y con la Biblioteca Pública Municipal Zenón Solano Ricaurte. También Atabanza nos ha apoyado en ocasiones.  Otros escuderos infaltables son don Jorge Ruiz y el maestro Mario Rincón. Ellos desde el teatro, el arte, la lectura y la música, dignifican a los habitantes de esa otra Colombia a la que nadie quiere mirar. 

Este año, la Alcaldía de Duitama revitaliza sus esfuerzos para apoyar este tipo de iniciativas que emergen de la sociedad civil. Hay que decirlo, pero el apoyo se vio interrumpido en la administración anterior. Ese es el problema de poner en cargos tan importantes a personas que no comprenden la importancia de servir a la comunidad, o, incluso, que desconocen la ley. En ocasiones, el exceso de redes sólo encubre carencias de profundidad y compromiso. Ese vacío comienza a solucionarse con el liderazgo del señor alcalde, José Luis Bohórquez, y con el liderazgo de la Secretaría de Integración Social y la Secretaría de Gobierno.

En Duitama viven miles de víctimas. Boyacá piensa que es territorio de paz, pero escuchar a los paisanos que han vivido la guerra, demuestra que ninguna parte del país se salva de que ese monstruo horrendo lo mire a los ojos. Más de 2 mil desaparecidos en nuestro departamento, el exterminio de jóvenes, el caballo-bomba, el collar-bomba y la masacre de la Sarna, son quizás, las situaciones más emblemáticas de esta tragedia nacional, del deporte favorito de los colombianos que no deja de ser odiarse y matarse. Pero “los buenos somos más” señalaba en estos días la Doctora Marinella Camargo; así que los esperamos en la Plaza de los Libertadores, mañana martes desde las 8:20 hasta las 12:20 pm. El Maestro Mario Rincón nos acompañará desde las 11:00 am compartiéndonos su música porque sus melodías envuelven con dignidad el pensamiento. Anímense; en estos momentos en los que la corrupción comienza a desmantelar la democracia intentando tumbar al alcalde elegido por voto popular, o desde el congreso bloqueando cualquier intento de reforma que dignifique al pueblo colombiano, conversar sobre lo humano es un acto de civismo que debe respaldarse. Vayan, invitan tinto y conversamos.

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