A propósito de la elección de los candidatos a los consejos departamentales

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Por | Darío Vargas Díaz / Escritor y Gestor Cultural

Darío Vargas Díaz, escritor boyacense. Foto | Hisrael Garzonroa

(Documento para el debate)

En general, y en cumplimiento de lo estipulado en el Sistema Nacional de Cultura, la representación del sector cultural en los diferentes espacios, por lo menos a nivel territorial ha sido un fracaso. Se supone como lo define la Ley que lo “espacios” son los lugares de intersección entre la “sociedad civil” y el Estado y que cumplen si no un papel decisorio, por lo menos una función de asesoría en la búsqueda de políticas públicas. Tienen  una conectividad directa con los PROCESOS y en especial con la planeación cultural que en nuestro departamento son los más ausentes en materia de política cultural. Sustento lo de “fracaso”:

En primer lugar, la manera como están concebidos la conformación de estos consejos es por el el ejercicio de la “democracia directa”: los sectores, previamente identificados, social y geográficamente, eligen sus representantes, mediante delegados que votan el candidato o candidatos a los órganos correspondientes, en una ASAMBLEA de delegados. Tal es el sentido de la metodología que debe adoptarse en los procesos de elección.

De acuerdo a lo anterior el primer impase metodológico surge cuando el área no se encuentra previamente identificada. Es decir, la INSTANCIA, ministerio, secretaría, fondo o consejo no posee un censo de existencias culturales o para el caso un censo, de creadores, gestores, artistas,  escritores. No hay un directorio de literatura del Departamento de Boyacá, que incluya no solo creadores sino también asociaciones, eventos, procesos en desarrollo, editoriales, publicaciones, entre otros ítems. Es decir no hay a quién dirigirse en concreto en las convocatorias y por lo tanto estas siempre tienen un destinatario “en general” que se hace recurrente en el sistema virtual, que multiplica la inoperancia,  el facilismo, cuando no la ineptitud, de las instancias culturales. A nivel nacional la página de SOY CTULTURA, que intenta cubrir este vacío solo contiene un número ínfimo de creadores literarios del Departamento y de la nación.

En conclusión, las instancias no poseen las  herramientas básicas para garantizar la legitimidad democrática  de la elección de los consejos.

En segundo lugar, la virtualidad como herramienta de convocatoria a la conformación de los consejos, no es la más expedita, dadas las particulares condiciones sociales del territorio y en especial de Boyacá. El acceso a las fuentes de internet y el manejo especializado de las páginas no se encuentra a la par con el conocimiento requerido para operar comunicaciones complejas como el acopio de documentaciones y anexos de imagen, lo mismo que el acceso de infraestructura, que de hecho supone que existe un computador en cada hogar colombiano. Mientras podamos acceder a una logística de comunicación virtual (democratización de las tics) deberíamos simplificar al máximo los procedimientos para facilitar los procesos participativos. El sólo proceso de inscripción tanto de candidatos como de votantes, tal cual se encuentra exigido en las resoluciones, es un entuerto limitante del participación. Las instancias territoriales de la cultura, desde la creación del ministerio, se ha convertido en un juego repetidor de las políticas y procedimientos del Ministerio, sin ningún asomo de adecuación a la CULTURA del territorio. En un afán de sumisión colonizadora no hemos podido salir del viejo y caduco “estadocentrismo”, cuando la política pública indica la construcción de las políticas de abajo hacia arriba, para eliminar el “top down” con el cual se han venido diseñando las políticas durante todo el SXIX. Las carpetas de estímulos no son más que la reproducción de las líneas y procedimientos jurídicos engorrosos que el Ministerio ha adoptado desde su creación.

La conformación de los consejos, cualquiera que sea, debe ser asumido por la Secretaría de Cultura, financiando en su totalidad los encuentros regionales, provinciales y departamentales con presencialidad directa y convocatoria a asambleas de delegados y no descargarse sobre una virtualidad deslegitimante. Esta solo cumple un importante proceso en la comunicación mas no en la consolidación de los procesos que conforman no organismos virtuales sino reales con programas y proyectos de argumentación presencial.

En tercer lugar, la metodología de incluir delegados al consejo por regiones o provincias, parece no ser la más adecuada. Lo incluyente no se logra con la geografía física, sino con la garantía y el aseguramiento de la participación de los actores diversos allí en donde se encuentren desarrolladas las prácticas creativas o manifestaciones culturales. En dónde se encuentran concentradas las prácticas literarias ?  Como no hay censo de existencias no sabemos, con exactitud. Se divulgó por algún medio que 110 escritores Boyacenses están participando en la FILBO que se está realizando en este momento.  Entonces, por qué no hubo inscripciones para la conformación del Consejo Departamental de Literatura? Porque la metodología virtual engorrosa no es el método adecuado y porque la obligada representación por provincias no cuenta con la focalización previa delos núcleos de existencia de la práctica literaria, al contrario, es excluyente, obligando escaños de representación en donde el desarrollo de esta manifestación es precaria o inexistente. El hecho de que todos seamos “potencialmente escritores”, lo mismo ocurre con las demás manifestaciones artísticas, no significa que dicha práctica exista por generación expontánea, sencillamente, porque el talento se cultiva y la sensibilidad artística se potencia, nace crece, se descubre y las falsas vocaciones se agotan por la pervivencia de las verdaderas. Es la dinámica humana frente a la “visión estética del mundo” que solo algunos consolidan.

A propósito de un esfuerzo planeativo realizado, se llevó a cabo hace ya dos años, un encuentro de escritores en la ciudad de Iza, con dos objetivos centrales: 1. levantar un aproximado censo de existencias literarias del departamento; 2. Elaborar un censo de necesidades del área. Todo con el propósito de dejar un insumo de trabajo con miras a elaborar un Plan de Desarrollo para el área de literatura y un posible Plan de Acción que pudiera ser incluido en el Plan de Desarrollo Departamental. Las conclusiones de dicho encuentro, por fin, fueron trasmitidas a la Secretaría de Cultura, pero dicho documento jamás fue consultado para la convocatoria de la conformación del Consejo de Literatura. La Secretaría carece de un censo de actores culturales.

Dicho insumo inicial que ya contenía un censo básico de existencias literarias, fue retomado por mí en una investigación personal que arrojó los siguientes resultados:

Para este balance me refiero a ESCRITORES, exclusivamente a los que ejercen una práctica creativa en cualquier de los géneros considerados como literarios: ensayo, crítica literaria, poesía, cuento, relato, crónica, novela y dramaturgia. Esta distinción es importante ya que delimita el producto cultural diferenciándolo de la historia y otras ciencias, que justamente en el Departamento se hacen pasar como literatura, como en el caso de la Academia de Historia que usufructúa presupuestos de la literatura a través del CEAB. Hecha esta sustancial aclaración el balance es el siguiente:

  • 30 escritores con obra consolidada y trascendente hasta 1960
  • 74 escritores contemporáneos o que han desparecido recientemente, 20 de ellos con trascendencia nacional, los demás con obras publicadas.
  • De estos 74, 30 escritores de nuevas generaciones, con obra en ciernes, semilleros de creación o talleres
  • Aproximadamente 50 niños premiados y publicados en el concurso “La Pera de Oro” con apoyo de la Secretaría de Educación, del cual he sido Jurado en toda su ediciones
  • 15 Asociaciones literarias, de las cuales solo 6 legalizadas con su respectiva personería jurídica, estas asociaciones agrupan solo el 40% de los escritores, los demás son Independientes.
  • 7 eventos literarios y 3 programas concertados
  • El 90% de los escritores actuales se encuentra domiciliado básicamente en: Zona de Tundama, Zona de Soamox y Tunja zona centro- Villa de Leyva.
  • Los escritores que no son nacidos en Boyacá, o han escrito sus obras aquí o se han residenciado aquí por varios años están incluidos

Este balance con los respectivos listados y producción literaria individual esta por consolidarse. La Secretaría de Cultura en miras a consolidar como su obligación  le pertenece, el Sistema Nacional de Cultura en la política de PROCESOS, sobre todo de Reorganización Institucional e investigación, no tiene una línea de acción programática que lo asuma. El ente territorial lo que hace es reproducir las líneas que ya el ministerio viene repitiendo hace 30 Años, y no percibe este tipo de necesidades, sobre todo en la línea de procesos.

En cuarto lugar, dadas las argumentaciones hechas con anterioridad, y que en el fondo son extensivas a las demás áreas, con respecto a la metodología de conformación de lo consejos de área, se podría aseverar que todos los consejos, incluidos el Departamental de Cultura y los municipales de cultura, poseen en el momento una representación ilegítima, no representativa, y en su mayoría desempeñada por ciudadanos, con deseos de figuración e interese personales, creados alrededor de las convocatorias de estímulos y programa de concertación que por lo general ignoran los métodos de construcción de planeación y de formulación de Políticas Públicas lo mismo que los elementos básicos de la Gestión Cultural como parte de la estructura administrativa de un Estado en proceso de modernización.

De manera concluyente, la conformación de estos consejos adolece de legitimidad y su posible acción de organismos asesores de políticas culturales, y de intermediación entre la sociedad civil y el Estado se ve mermada e inoperante en la medida en que son las líneas de acción del Ministerio de Cultura las que se aplican en lo territorial, desconociendo las particularidades del territorio y su desarrollo desigual generado  por la preponderancia del centro sobre la periferia. Desde el punto de vista de las políticas culturales, se suma el agravante de que el Ministerio, en una sola ocasión en sus años de existencia  ha formulado un Plan Decenal de Desarrollo Cultural, cuya líneas de acción han caducado y sus programas y proyectos se encuentran clientelizados a favor de ciertas élites culturales que manejan las líneas básicas como son las carpetas de estímulos y los proyectos de concertación. Desconozco que en alguna ocasión grupos de expresión o productos de creación artística del Departamento de Boyacá hayan sido considerados en los múltiples intercambios internacionales. O no se han consolidado como hechos estéticos de valoración universal debido a su baja calidad estético-artística o los procedimientos de selección hechos por el Ministerio han segregado dichas manifestaciones de lo territorial. Solo cuando el ejercicio del poder transversaliza la acción cultural, como aún sucede, nos damos cuenta de su capacidad de segregación, como en el caso del “proceso de vallenatización de la cultura” con el Ministerio en manos de la dinastía Araujo, que aún deja secuelas.

Estamos en la imperiosa necesidad de formular un nuevo Plan Decenal o Trienal de Desarrollo Cultural que cuente con la moderna concepción de “las políticas públicas” y erradique estructuralmente el liberalismo estadocentrista.

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