Al mirar la película Napoleón, de Ridley Scott, (2023), vale considerar que se trata de una ficción porque el filme muy poco tiene de historia. Al ver la invención vino a mi memoria José Bonaparte, hermano de Napoleón, quien ocupó el trono español, entre 1808-1813, ante la renuncia de Carlos IV y Fernando. En las colonias españolas tardíamente se supo de lo que ocurría en la corte española. En Caracas fue Andrés Bello quien halló la noticia en The Times, de Londres. Ante el avance de las tropas francesas por España la corte portuguesa emigró al Brasil. En las colonias españolas, como en la Nueva Granada no se gestó la independencia por una motivación al interior, sino por el rechazo a los franceses.
Bastante significativo es que se dijera. “Que Fernando venga a gobernarnos.” Y en realidad volvió cuando se envió al ejército español para iniciar la reconquista. Es curioso darse cuenta de que España para iniciar la reconquista enviase a un militar y no a un político. Ahora bien, la independencia rompió con la monarquía española, pero no con el Vaticano. Vale considerar que en el momento de la expansión española que constituye la conquista, en el siglo XVI, los monarcas españoles fueron a pedirle permiso al papa para emprender la conquista. El Vaticano dio autorización para la invasión con la condición de evangelizar a los pueblos. De esta manera, la independencia se dio respecto a la monarquía. Andrés Bello tuvo claro el problema, pues no es fácil pasar de ser súbdito de una monarquía religiosa a una república, en la cual es esencial el hombre y el ciudadano. “La corona estaba respaldada por la legitimidad de la tradición y la legitimidad del Vaticano, mientras que la causa republicana, violenta y revolucionaria se inspiraba en Voltaire de los jacobinos”
La independencia se da frente a la monarquía española, pero siguió vigente el poder del Vaticano. No fue fácil que se aceptara la formación de la república. Por medio de encíclicas, el Vaticano, pedía a los rebeldes que volvieran al redil. Después de que Servando Teresa de la Mier escribiese Discursos sobre la encíclica del papa León XII, el Vaticano aceptó a regañadientes la independencia de las repúblicas. De esta manera, hubo independencia de los lazos con España, pero no con el Vaticano.
Además de la relación con el Vaticano permaneció la estructura económica de tiempo colonial. Así, Álvaro Tirado Mejía describe las instituciones económicas coloniales: La encomienda: un núcleo de indígenas, por lo general un clan o una tribu, que era obligada como grupo, primero, a pagar temporalmente a un español meritorio un tributo que fijaban los oficiales de la corona. Una segunda institución es la mita colonial que implicaba para un grupo de indios, clan o tribu, el deber de trabajar obligatoriamente en un lapso determinado por turnos y mediante remuneración en dinero en ciertas labores económicas importantes, especialmente en la explotación de las minas. Y, la tercera institución económica son los resguardos: porciones de tierra adjudicadas colectivamente a los indios de un determinado clan o tribu. Además, los esclavos sostenían la minería, ganadería, comercio y trabajo doméstico. La importación de esclavos, junto con textiles, vestuario, loza, hierro, acero, azogue, harina, vino. La exportación de la naciente república continuó con el oro, plata, añil, madera, cacao, azúcar.
