¿Cómo fue el robo a mano armada en una colectiva de Tunja?

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La inseguridad sigue siendo una de las preocupaciones de la comunidad de la capital boyacense. Ni siquiera en servicio público hay tranquilidad.

Al comienzo de esta semana una ciudadana fue víctima de atraco en horas de la noche al regresar a su casa al occidente de la capital de los boyacenses en una buseta de servicio público del casco urbano.

«El lunes sobre las 7:00 de la noche tomé un bus en la carrera octava, atrás de la catedral, que cubría la ruta Camol – Fuente, en éste venían varias mujeres y una pareja, más o menos detrás de las sillas preferenciales», comenzó su relato la mujer que fuera asaltada.

El bus cubría su camino normalmente, la afectada contó que la mujer se bajó en la salida a Villa de Leyva y le dijo al conductor que su pareja pagaría el pasaje.

«Más adelante, pasando la bomba del Carare, alguien le hizo la parada al bus y este tipo, realmente yo venía distraída mirando para otro lado, cuando sentí que alguien me jaloneó, y claro, yo volteé a mirarlo, y el señor estaba prácticamente encima mío con un cuchillo apuntándome a la cara, me alcanzó a jalar la chaqueta y en ese momento él se dio cuenta que yo llevaba el celular en la mano izquierda dentro del bolsillo», contó.

Con la habilidad que tienen estos «personajes», el hombre se dio «maña» de sacarle el celular a esta mujer y salió corriendo, aprovechando que el bus frenó.

«Creo que todos quedamos en shok, porque el tipo llevaba el cuchillo y estaba muy cerca de nosotros, a mi lado habían unas señoras, lo mismo que me pasó a mí les pasó a ellas, ninguna pudimos reaccionar, el conductor lo único que hizo fue esperar a ver nosotras que podíamos hacer».

Las personas empezaron a gritar pensando en que le había pasado algo a quien fue blanco de este hurto a mano armada, todo fue demasiado rápido.

En medio del susto la señorita alcanzó a verle el rostro al asaltante, quien llevaría una chaqueta oscura y tendría una especie de capa cubriéndose, «era un señor de unos 50 años aproximadamente, cabello como ondulado, ya un señor de edad; y la señora llevaba una chaqueta como de hombre, porque era muy ancha, negra también, de ella no vi la cara, solamente escuché cuando habló, su tono de voz, no era extranjera, porque realmente pensamos que era, pero no, tenía una voz muy chillona y no creo que sea de otro lugar».

La denuncia ya se interpuso en Fiscalía, esa misma noche se dio aviso a la Policía y desde esa institución estuvieron pendientes ayudando a realizar algunos recorridos.

Del mismo modo se estableció contacto con la empresa de transporte y con el conductor de este vehículo de servicio público donde ocurrieron los hechos.

«Hay que tener mucho cuidado, ahorita ya no podemos «dar papaya», como se dice coloquialmente, en ningún lado, ni siquiera estamos seguros dentro de un carro», concluyó la denunciante.

Ante esta modalidad de robo el llamado a las autoridades es para ejercer mayor control y apoyo a los ciudadanos indefensos en una ciudad que ha dejado de ser de las más seguras del país.

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