El representante a la Cámara Pedro Suárez Vacca y el exasesor de Diálogo Social de Boyacá, Pedro Pablo Salas, quienes juntos alguna vez se pasearon por los pasillos del Polo Democrático, hoy, son noticia por sus desencuentros expuestos en Twitter como sábanas sucias en el tendedero de la política boyacense.
Los funcionarios que alguna vez compartieron (si es que ya no miran al mismo punto en el sol) ideales políticos en la base de partido del Polo Democrático en Boyacá, pero que la sustancia verde hizo cambiar de bandera a Salas en época del entonces gobernador Carlos Amaya, hoy se miran intimidantes (Vacca y Salas) desde la misma orilla izquierda.
El rifirrafe al que nos referimos se dio en la red social Twitter, luego que se conocieran los resultados del proyecto de ley que buscaba prohibir los toros en Colombia: 78 votos en contra, 75 a favor: hundimiento de la propuesta.
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Como lo dijimos en EL DIARIO, la ausencia de votantes del Pacto Histórico, fue determinante para el hundimiento de dicho proyecto. Entre los ausentes: el representante Pedro Suárez Vacca.
Prefirió la selfie
Trinó Salas contra Vacca quien, aclaramos a la dura oposición del Gobierno Petro, ese día de votación participaba en los Diálogos Regionales Vinculantes en la ciudad de Tunja.
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«Este representante poco dice en debate ciudadano de plan de desarrollo, pero prefirió la selfie». Dijo Pablo Salas evidenciando una fotografía de Suárez Vacca sosteniendo un cartel y en letras blancas el hashtag #BoyacáSinToreo.
«Hcpmo diga doctor AMAYA«
Nótese la mayúscula en el subtítulo anterior junto al casi indescifrable Hcpmo (creemos que quiso escribir ‘como’), el afán por responder a tal afrenta, afloró el resentimiento que quedó de aquella vez cuando Salas decidió dar la espalda al Polo para agarrarse (o cobijarse) de la ruana Verde, como muchos otros, sin importar el partido o el ideal.
El trino de Vacca fue citado por Salas: «A trabajar más por el departamento @suarezvacca,y no ofender la inteligencia de los Boyacenses que son gente honesta,calmados,pero no bobos». Y no bastándole, le sugiere al Congresista que tome de ejemplo a la senadora Aída Avella para hacer política honesta: «Ahí tienes un referente de quien puedes aprender a hacer política honesta, de trabajo y responsabilidad en el congreso, mira a @AidaAvellaE«.
«El que se vendió al proyecto Amaya»
En toda intimidación de izquierda hacia sí misma, queda el rescoldo de una traición, por eso Suárez Vacca, que quiere tener la última palabra en este elegante debate, comenta:
«Usted, el que tuvo precio me va a enseñar cómo trabajar? El que se vendió al proyecto Amaya, quiere hablar de ética? Tal vez no es lo suyo Pedro Pablo. Lo suyo es estar al acecho de un nuevo trabajo en la gobernación. No, gracias, no acepto sus consejos.«
Intimidación de izquierdas
La izquierda no se basta a sí misma para oponerse. Como apartados del mundo, estos funcionarios se ponen de frente al sol y digitan crónicas de historia patria en hilos de Twitter, anulándose entre ellos, los que unas fueron partners de un mismo color.
Mucho ha dado de qué hablar Vacca, desde la felicidad de los petristas boyacenses que lo ven como una figura representativa de sus causas, azuzan otros medios con su renuncia para lanzarlo a la alcaldía de Tunja, incluso a la Gobernación de Boyacá, tema que él mismo aclaró que no contemplaba. Por la baraja de Salas, el exconcejal tunjano, quien entonces diera tantas luchas (desde el Polo) por el bienestar de los ciudadanos, y luego fuera, según expertos, un comodín de los Verdes en la región centro del departamento, no se sabe qué busca hoy en día.
Además, queda la duda del por qué Pedro Pablo Salas no tuiteó media coma contra Wilmer Castellanos, representante boyacense por el partido Verde, quien voto en contra del proyecto, ni tampoco por qué no felicitó a Jaime Raúl Salamanca (también Verde), quien fue el único congresista boyacense en votar a favor.
Cuanta mala leche y cuantas ganas de malmeter en este «artículo». Increíble que este periódico haya pasado de ser todo un referente en la formación de opinión ciudadana, a convertirse en un pasquín lleno de resentimientos evidenciados en cada una de las palabras que escriben.