Radiografía de la megabiblioteca

Foto | Hisrael Garzonroa
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La extraña historia de la Biblioteca Departamental en Tunja.

Lo que decidió el Tribunal Administrativo de Boyacá sobre la terminación o no de la Biblioteca proyectada en las inmediaciones del Parque Recreacional del Norte en Tunja, se agrega a una cadena de acontecimientos, característica del absurdo que rodea los asuntos públicos; esta obra ha sido anunciada desde hace más de una década, tanto por el gobierno departamental como por las administraciones municipales de Tunja.

Vale recordar esta historia para entender, o mejor para acabar de confundirse con la decisión del Tribunal.

Resulta que hacia 2006, una tarde cualquiera, el gobernador de entonces Jorge Londoño, decide invitar al Salón de la Constitución del Palacio de la Torre, al alcalde del momento, Benigno Hernán Díaz Cárdenas y sus secretarios.

El motivo de la invitación fue que el gobierno departamental quería hacer el anuncio de tres regalos que le haría a la ciudad en lo que quedaba de ese periodo. Reunidos todos, el primer regalo anunciado lo hizo el entonces secretario de Hacienda Raúl Cely, quien anunció que construiría un viaducto en Tunja, obra de la cual se sabía la primera noticia y, por supuesto, el alcalde no tenía idea, ni dónde ni cómo ni para qué. De ese anuncio, resultó el actual viaducto, cuya lógica y utilidad siguen en discusión, además porque no dejó espacio para el peatón ni para el ciclista, a duras penas los dos carriles en cada sentido. Esta obra dijeron que valdría unos 10 mil millones y terminó constando más de 15 mil.

El segundo regalo lo anunció el que era Secretario de Infraestructura y que después sería elegido gobernador, gracias a la maquinaria que montó el mismo Londoño, quien usando el presupuesto a manos llenas logró el resultado electoral de 2007. Rozo Millán dijo que le regalaría a la ciudad un Jardín Botánico, del cual nadie sabía dónde iba a quedar, hasta que dijeron que se trataba de unas cárcavas en el suroriente de la ciudad, sobre la recién abierta perimetral; Rozo dijo que para eso había como 3.500 millones; el resultado hoy es unos matorrales con una construcción abandonada en la mitad, que ya nadie sabe qué es. Para lo único colectivo que ha servido ese lugar fue para la ceremonia inicial de posesión de Rozo Millán, donde leyó las bases de su Plan de Desarrollo, que lo llamó “Para seguir creciendo”, el cual jamás se ejecutó, por la pelea que surgió poco después entre Londoño y el mismo Rozo Millán.

Foto | Hisrael Garzonroa
El parque Biblioteca Metropolitana no se construirá durante la administración de Pablo Cepeda. FOTO / Hisrael Garzonroa – EL DIARIO

El tercer regalo, lo anunció el propio Londoño, quien henchido de orgullo juró el compromiso de construir La Biblioteca Departamental para lo cual comprometía la inversión inicial de 5 mil millones de pesos. Era el regalo a su medida, ya que según él, era lo que estaba a su altura de Académico, jurisconsulto y experto en las filosofías platónicas y, las más recientes, de Norberto Bobbio, un teórico italiano que Londoño decía conocer a su paso por algún curso de verano en Italia. La propuesta inicial de construcción de la Biblioteca se ubicó en la casi arruinada casa de la Carrera 8va. Con calle 21, en cuya fachada hay una placa que dice que pertenecía al exgobernador Silvino Rodríguez, pero que también se dice que fue el lugar de nacimiento del expresidente Eduardo Santos. Como se ve hoy, la casa se sigue arruinando.

Terminado el gobierno en 2007, nada de lo prometido se había concluido, el Viaducto estaba por la mitad, el Jardín Botánico quedó medio cercado, y de la Biblioteca, ni un ladrillo. Llegados a la gobernación, Rozo Millán y a la alcaldía Arturo Montejo, las cosas cambiaron. El primero terminó el viaducto, dándolo al servicio un año después y jamás pudo terminar el Jardín botánico que era su regalo, pero en el cual se habían invertido los recursos asignados inicialmente.

En cuanto a la Biblioteca, el proyecto fue tomado como parte del paquete de mega-obras que pregonó Arturo Montejo, quien descartó la sede mencionada arriba y propuso un lugar distinto y un proyecto que, dijo, debía ser para los tiempos modernos donde los libros convencionales ya no son la esencia, sino que lo debía ser la circulación del conocimiento con las nuevas tecnologías, lo cual revolucionaba y transformaba el concepto tradicional de la biblioteca. Para esto Montejo hizo varias cosas: identificó un lote contiguo al Colegio de la Presentación, considerado un humedal, de propiedad del antiguo Inscredial- Inurbe, con un área de 30 mil metros cuadrados, el cual logró que el presidente Uribe se lo cediera al municipio, por medio del Ministerio de Vivienda, en ese momento en cabeza de Juan Lozano, que resultaba el primer aliado de Montejo en el gobierno nacional, tal como lo demostraron las elecciones de 2010 donde Montejo se jugó entero por el senado de Lozano. El lote fue entregado al municipio bajo la única condición de pagar los impuestos que valieron unos doscientos millones.

Luego, del empréstito contratado para las mega-obras, (36 mil millones), Montejo incluyó 4 mil millones de pesos para arrancar el proyecto de la biblioteca el cual justificó en un principio con un pre-diseño que calculaba que la obra en una primera etapa podría valer unos 8 o 9 mil millones y que completamente terminada su costo alcanzaría el doble de esa cifra.

El consorcio educativo Tunja construyó el parque, pero no adelantó ningún trabajo sobre la infraestructura de la biblioteca. FOTO / Hisrael Garzonroa - EL DIARIO
El consorcio educativo Tunja construyó el parque, pero no adelantó ningún trabajo sobre la infraestructura de la biblioteca. FOTO / Hisrael Garzonroa – EL DIARIO

Montejo procedió a contratar el diseño definitivo, para lo cual asignó 1.500 millones de pesos y dejó 2.500 millones para la primera parte de la infraestructura. Con esto calculó que dejaba avanzada la obra y que para completar los 9 mil millones trataría de convencer a Rozo Millán de que reasignara los cinco mil millones que venían desde el gobierno de Londoño Ulloa.

Rozo en esto estuvo de acuerdo; sin embargo, los recursos no se pudieron usar, dado que el entonces concejal Pedro Pablo Salas, interpuso una Acción Popular por medio de la cual se argumentaba la inconveniencia de construir allí una biblioteca, dado que ese lugar debía permanecer sin ningún tipo de intervención ante su condición estratégica como humedal que alimenta el sistema de aguas profundas de la ciudad, de las cuales se echa mano para suplir el abastecimiento urbano de Tunja. Corpoboyacá estaba de acuerdo en la protección del lugar como humedal.

$5 mil MILLONES Se establecieron como inversión inicial de lo que sería el mega proyecto de la Biblioteca Departamental.

Montejo, habiendo hecho el contrato de los diseños y la construcción de la primera etapa de la Biblioteca, entregó los correspondientes anticipos, los que quedaron en manos del contratista, quien no pudo adelantar la obra, dado el proceso judicial. En este punto quedaron las cosas al final de los gobiernos de Rozo y Montejo.

En 2012 llegan, a la gobernación, Juan Carlos Granados, y a la alcaldía, Fernando Flórez. Granados revisa el tema de los recursos, los 5 mil millones, para la biblioteca y al parecer dice que los mantiene para este fin. A su turno, Fernando Flórez, tiene que tomar decisiones de fondo ya que es a quien le corresponde resolver lo del contrato dejado por Montejo.

Pero Flórez resuelve cambiar el proyecto y para salvar el anticipo dado al contratista y completar la inversión de los recursos asignados desde la administración Montejo, resuelva reducir al proyecto a la estructura que hoy conocemos, la cual apenas quedó con un sistema de parque infantil, una fuente de agua y algunos árboles ornamentales. Está pendiente la totalidad de la obra de la Biblioteca, la cual, de hacerse, solo podría ocupar una porción mínima de terreno, dado que el resto sigue siendo un humedal, según el concepto de Corpoboyacá.

En cuanto a la posición de Pablo Cepeda, el actual alcalde, frente a la obra, se sabe que este no ha tenido en cuenta en ningún punto la terminación de esta obra, porque, para empezar, no está incluida en su plan de desarrollo y menos ha pensado en la consecución de los recursos.

“Si dependiera hoy de la Administración hacer esa biblioteca, la decisión es que no la haría el municipio, y la razón es que se necesita más presupuesto. Una biblioteca de esas tiene un costo altísimo, no tenemos recursos para eso y en segundo lugar no solamente es la construcción de la infraestructura, sino todo lo que implica la administración y funcionamiento de una biblioteca; se trata de un personal súper especializado y hoy no tenemos planta para eso”, señaló Pablo Cepeda en diálogo exclusivo con EL DIARIO.

Sobre el consorcio al que se le adjudicó este proyecto se sabe que su representante es Mario Valderrama Cordero, a quien El DIARIO trató de contactar para conocer cuál sería la decisión a tomar, hacer la biblioteca o devolver los recursos; sin embargo, fue completamente imposible establecer contacto.

Sobre Mario Valderrama Cordero se sabe ha sido sujeto de investigación por parte de la Fiscalía, ya que su empresa, Valco Constructores, ha sido favorecida en la adjudicación de contratos en el departamento de Santander. En total fueron cuatro contratos por más de 400 mil millones de pesos entre 2012 y 2014, a los cuales hubo que adicionarse más de 20 mil millones y presentaron demoras superiores a los 12 meses.

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