¿Qué pasa en el mercado laboral de Boyacá?

Foto | Hisrael Garzonroa - EL DIARIO
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POr: Edilberto Rodríguez Araújo- Profesor investigador, integrante del grupo OIKOS de la UPTC

Economía y trabajo: dos vasos comunicantes

El mercado laboral está acompasado con el ritmo de crecimiento económico. Los ciclos económicos de expansión o contracción de la economía influyen en las posibilidades de agregación o sustracción de empleo en los diferentes sectores productivos, los cuales ofrecen mayores o menores oportunidades, relacionadas con la intensidad en el uso de los factores, vale decir, más o menos intensivos o ahorradores de capital o trabajo y su orientación hacia el mercado  interno o externo.

La caída de la actividad económica arrastra a las empresas a un cierre temporal o definitivo, comprime el empleo y, por consiguiente, los ingresos familiares, precipitando en caída libre el consumo de los hogares.   

Los avatares del mercado laboral

Recientemente el Dane divulgó las cifras del comportamiento del mercado laboral departamental al cierre de 2019 y los resultados son inquietantes. 

El año pasado, los indicadores agregados se habían deteriorado, con relación a 2018, a tal punto que el empleo  se redujo en 145.000 personas, mientras que la desocupación saltó a 205.000, y el subempleo por ingresos, duración o competencias, remontó a 477.000 trabajadores y empleados.

La dinámica laboral en el país es muy diferenciada territorialmente. A pesar del relativo buen desempeño de la economía, este crecimiento no ha jalonado el empleo; por el contrario, lo ha desplazado. 

En 2019  la economía colombiana creció en  3,3, mientras que la boyacense lo hizo en 1,7 por ciento. 

Como si fuera poco, la tasa de desempleo está por debajo de la media nacional (10,5 por ciento), quizás por la esponja absorbente de la informalidad que se mimetiza en el subempleo, el cual representa casi una tercera parte del empleo existente. 

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Los contrastes en Boyacá

En Boyacá, este panorama muestra una drástica caída en la generación de empleo, como quiera que la tasa de ocupación pasó de 55,4 a 51,0 por ciento, y el ritmo de desempleo se elevó de 7,4 a 8,6 por ciento. La tasa global de participación, ha venido cayendo desde mediados de la década, y  refleja la presión que ejercen los aspirantes a ser contratados, sin que los resultados de su búsqueda resulte  exitosa. Algo más: El desempleo afecta más a las mujeres, doblando el año pasado el desempleo masculino: 11,3 frente a 6,8 por ciento.

En términos redondos esto significó la pérdida de 43.000 puestos de trabajo  y la expulsión del mercado laboral de  4.000 boyacenses. Pese a esto, hubo una mejoría en el subempleo, pues el nivel de personas insatisfechas con sus ocupaciones actuales disminuyó: la tasa de subempleo bajó un punto.

¿Qué pasó en Tunja?

En la dramática coyuntura económica actual del país y de los distintos departamentos y municipios, los gobiernos regionales y locales buscan estrategias para evitar el colapso; una de estas es la temporal reconversión productiva , en tanto la demanda se reactiva.

 Como no hay estadísticas distintas a las anuales sobre el mercado laboral departamental, los guarismos de las ciudades capitales son un indicador aproximado.

En Tunja, en el periodo diciembre de 2019/ febrero de 2020,  la tendencia declinante fue sintomática de lo que puede ocurrir, antes de que comience la mitigación de los efectos de la emergencia sanitaria. Durante ese intervalo el desempleo aumentó un punto (14,3 versus 15,2 por ciento)  y 1.000 tunjanos perdieron su empleo. 

¿Qué viene ahora?

Ahora bien, como es previsible, tanto el gobierno departamental, como municipal, deberán adoptar estrategias que lleven a la recuperación de la economía. En Tunja, las mayores actividades receptoras de empleo en 2019 fueron la Administración pública, educación y salud (26,6 por ciento) y Comercio y talleres (21,9 por ciento). Sobre estos sectores se enfilarán las estrategias de reactivación.

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