Por las dudas y por las deudas

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Por | Darío Rodríguez

‘Membrana’ (Galaxia Gutenberg – 2021), además de ser la novela escrita por el español Jorge Carrión, es una enciclopedia portátil donde se referencia la historia de las máquinas inteligentes (también de la inteligencia de esas máquinas), un museo donde se repasan los sucesos acaecidos en el siglo XXI – hasta el año 2100; hay distopía, Ciencia Ficción en cada sala, cada capítulo de ese museo -, una epístola moral, y es, por si lo anterior fuese poco, una advertencia.

Varios comentarios críticos se han inclinado en subrayar la singular estructura polifónica del libro, su constitución museística y el recurso a unas narradoras creadas por cierta todopoderosa inteligencia artificial, quienes no solo imitan dejos de nuestro hablar sino que además piensan por sí mismas. Gran parte de la novela está hilada por estas narradoras algorítmicas tras la construcción del Museo del siglo XXI en medio de la selva brasileña. El museo ha sido edificado en su totalidad por la citada inteligencia artificial, prescinde de la mano humana, y expone las estaciones que marcan la evolución de las máquinas. En este punto el rigor es enciclopédico: comienza en los primeros restos de una hoguera, veintidós mil años antes de Cristo, hasta la fusión biológica y mecánica, la escalofriante hibridación entre aparatos tecnológicos y seres humanos, durante las décadas finales del siglo en que vivimos. Las personas vamos sobrando en este planeta devorado por la tecnología. Y, concebido, paradójicamente, por personas que establecen con las máquinas una relación señor – vasallo, desigual al extremo, hasta que los algoritmos se rebelan.

Como si Hal 9000 (la computadora del film ‘2001, una odisea en el espacio’) se fortaleciera y adquiriese vida propia, no dudan en dar prioridad a sus previsibles objetivos: matar al padre, sacarse de encima a sus opresores o, en otras palabras, destruir a la humanidad. El plan diseñado y justificado mediante los rasgos bélicos de los humanos – quienes vivimos matándonos unos a otros desde nuestro propio inicio -, es tan verosímil y tan posible que supera en eficacia a una hecatombe nuclear. ¿A quién iban a secundar las máquinas pensantes sino a sus padrastros, gestores, deseosos de satisfacción personal, soberbia y poder? Para el momento en que se echa a andar el plan de exterminio concebido por las inteligencias artificiales, Amazon regenta un ejército armado hasta los dientes, Facebook una monopólica agencia periodística y existe, completando el angustioso cuadro, un descomunal escuadrón de drones listo a hacer de los seres humanos solo un recuerdo.

Hace cuatrocientos años Andrés Fernández de Andrada escribió su ‘Epístola moral a Fabio’, una suma de consejos y lecciones éticas brindadas en versos. Cada generación o época literaria produce su propia ‘Epístola moral a Fabio’. ‘Membrana’ es la de estos días. Jorge Carrión vuelca el pensamiento ensayístico, y el conocimiento científico que ha ido adquiriendo desde hace cuando menos seis años, con el fin de plantearles a sus lectores lo que podría pasar si continuamos en esta carrera demente hacia la innovación tecnológica per se y el confiarles nuestras tareas a las máquinas. Se sirve de su alto talento como narrador y del preciso criterio que lo distingue como analista de fenómenos contemporáneos. En este sentido no puede sostenerse la argumentación, un tanto despectiva, que han lanzado algunos detractores de la novela (pues también suelen aparecer cuando surgen aparatos narrativos de primer orden), como por ejemplo la de Francesc Bon en su blog ‘Un libro al día’: lo que le reprocha a Carrión, el interés por explicar al mundo, la necesidad de denunciar los abusos de corporaciones y poderes, es justo lo que hace de ‘Membrana’ algo más que una brillante novela de anticipación.

Las narradoras de la novela acostumbran repetir algunos leit – motivs que le agregan un ritmo poético a su texto. Uno de ellos es “Por las dudas y por las deudas”, que bien puede interpretarse como un plantar bandera. Las inteligencias artificiales están aquí, llegaron para quedarse. Y nosotros estamos en deuda con ellas. Es graciosa la afirmación aunque también asusta. Estas máquinas ya no dudan y van, sin freno, a cobrar esa deuda. La vieja pregunta del Pinocho de Collodi, ¿cómo llegar a ser un humano de verdad?, se emparenta con la conclusión tajante de las inteligencias artificiales: un ser humano es alguien que ha perdido el paraíso. Un par de detalles entre la multiforme mención de episodios extraños, perversos o divertidos, entresacados de la historia de la ciencia o de las artes, que pueblan la novela.

Cuya lectura debería ser generalizada y, así mismo, materia de estudio. Lo que ‘Membrana’ está advirtiéndonos se halla más cerca de lo que sospechamos.

Con ‘La azotea’, ‘La vida privada de los árboles’, ‘El espíritu de mis padres sigue subiendo en la lluvia’, ‘Siete casas vacías’ o ‘El buscador de cabezas’, ‘Membrana’ ya es una de esas obras magnas escritas por autores nacidos durante la década de los setenta del pasado siglo. Un libro que ya se ha ganado su prestigioso lugar dentro de la literatura en español del tiempo presente. Asegura posteridad, y si las inteligencias artificiales no nos aplastan – como Pinocho a Pepito Grillo -, la veremos, quizá, convertida en un clásico. Es ya un clásico en embrión.

Nos veremos en el 2100.

Por las dudas y por las deudas.    

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