Por | Edilberto Rodríguez Araújo- Profesor investigador, integrante del grupo OIKOS de la UPTC
El desencanto juvenil
Es indudable que los protagonistas principales del reciente estallido social en Colombia y en distantes puntos geográficos de este convulsionado planeta son los jóvenes, quienes ocupan la base de la pirámide poblacional y son portadores de un cúmulo de carencias y frustraciones, siendo estas últimas las que se han acrecentado con reiteradas promesas incumplidas, las cuales han catalizado el malestar y la protesta social.
La importancia de la población juvenil en el mercado laboral es determinante, comoquiera que una tercera parte (12,5 millones) de la fuerza laboral del país, pertenece a esta franja etaria entre 14 y 28 años, según el reporte del DANE del trimestre abril-junio de 2021. Además, representó un poco más del 26 por ciento de la población censada en 2018.
Uno de los factores diferenciadores del mercado del trabajo es la escolaridad que poseen quienes disponen de un puesto de trabajo y obtienen una remuneración acorde con sus expectativas o se declaran insatisfechos (los subempleados urbanos y rurales), porque sus ocupaciones no las copan, en términos de ingreso, competencias o duración de la jornada laboral. Capítulo aparte son los 5,2 millones de jóvenes ninis refugiados en la agobiante desesperanza de un incierto futuro.
Le puede interesar: ¿Los jóvenes proyectan su vida laboral en Tunja?
Mejoró, empeoró o sigue igual…
A pesar del sorprendente repunte de la economía colombiana durante el segundo trimestre de este año (17,6 por ciento), esto no se ha reflejado en una mejoría sustancial en la demanda laboral de los jóvenes colombianos, aún más: los guarismos son menos alentadores que los indicadores laborales nacionales. En el periodo abril-junio de 2020 y 2019 se perdieron 1,5 millones de empleos en que laboraban jóvenes, en tanto que en el segundo trimestre de 2021 sólo se recuperó un millón de plazas. La situación que enfrentaron las jóvenes en el periodo 2020-2019 fue más dramática, puesto que un poco más de 750.000 empleos fueron destruidos, cifra ligeramente inferior a la de los jóvenes (770.000), lo que, sin embargo, no oculta la brecha laboral de género, dado que el diferencial se ensanchó el año pasado y el lánguido registro de 2021 está muy lejos de los niveles de prepandemia.
El panorama del desempleo juvenil significó la expulsión del mercado de trabajo de más 550.000 personas, siendo más elevada la tasa de desocupación de las mujeres jóvenes que los hombres. En 2021 la tendencia de deterioro laboral no se ha revertido, tal como lo pregona el Gobierno Nacional en su fallida estrategia para atraer a los desencantados jóvenes.
Comportamiento del mercado laboral juvenil-Colombia
En Tunja se reproducen los mismos síntomas que se observan en el errático panorama nacional, en el que los indicadores laborales de este segmento poblacional, se precipitaron en caída libre en 2020, duplicándose el desempleo juvenil, tanto de hombres como mujeres, en relación con 2019. En este año, los niveles reportados no son equiparables a los observados antes de que la pandemia se desatara, cuando bordeaba el 15 por ciento. Lo anterior se refleja en las tendencias del desempleo juvenil, las cuales no favorecen a las mujeres jóvenes que perdieron sus empleos y engrosaron el contingente de desocupados o se dedicaron al rebusque diario de la informalidad, a la espera de mejores oportunidades.
Comportamiento del mercado laboral juvenil-Tunja
COLOFÓN: El deterioro del mercado laboral juvenil que provocó la pandemia y la recesión económica no se ha revertido en Colombia, a pesar de la aparente reactivación económica en lo transcurrido de 2021. Como se observa en el país, en Tunja aún no hay indicios de cómo la reapertura de muchas actividades económicas haya atenuado, de manera sustancial, la pérdida de puestos de trabajo.
E-mail: [email protected]
Twitter: @zaperongo
