Etapas del Tour hechas a la medida de boyacenses

Foto | Archivo
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Nairo Quintana y Miguel Ángel López vuelvan a hacerse presentes en un Tour de Francia con la ambición de conseguir el anhelado título. Sin embargo, esta edición será especialmente difícil para ellos, pues habrá 58 kilómetros de contrarreloj, modalidad que siempre les ha representado pérdida de tiempo en clasificación general. Por eso es que tanto Quintana como López deberán sacar provecho a aquellas etapas que parecieran haberse diseñado para sus características específicas.

Este sábado 26 de junio comenzará una nueva edición del Tour de Francia al que Nairo Quintana y Miguel Ángel López llegan con la ilusión renovada en lo que refiere a la disputa por el maillot amarillo al término de los 21 días de competencia. Esta, que será la octava participación de Quintana y la segunda de López, tiene como gran desafío para los corredores boyacenses el cuantioso número de kilómetros en modalidad contrarreloj.

Tanto Quintana como López han venido preparándose para que esas pruebas contra el cronómetro no se conviertan en un gran dolor de cabeza, aunque tal preparación no será suficiente, más cuando tendrán como rivales a grandes especialistas en la modalidad como los eslovenos Tadej Pogačar y Primoz Roglič.

Por eso es que resultará indispensable que los pedalistas boyacenses sepan sacar ventaja en etapas clave por las características de la montaña, pues no todas las cumbres montañosas se adaptan a las cualidades de Quintana y de “superman” López.

La primera etapa en la que los corredores boyacenses tendrán que aprovechar las condiciones del terreno es la octava, entre Oyonnax y Le Grand Bornand, que tiene como atractivo especial la aparición del Col de la Colombiere, que desde Scionzien, sitio donde empieza la subida, hasta la cima del puerto, tiene 16 kilómetros con una pendiente promedio del 6,8%. Esta será la primera etapa en Los Alpes, y si bien cuenta con este puerto que se adapta a las condiciones de López y Quintana, la fracción terminará tras un largo descenso, lo que favorecerá el reagrupamiento del lote.

Luego aparece una etapa de gran cuidado para los aspirantes al título, en el noveno día de competencia, con apenas 145 kilómetros, pero con cinco puertos de montaña. Especial atención deberán prestar al final de la etapa en Tignes, no solo por ser llegada en alto, sino también por el encadenado montañoso, que parece haber sido dispuesto al gusto y a la medida de López y Quintana.

Ese día se subirá al Col du Pré, que tiene una extensión de 12,6 kilómetros al 7,7% de desnivel. Una vez conquistada esa cima, los pedalistas descenderán por escasos kilómetros, para luego emprender el ascenso al Cormet de Roseland, que en este trazado específico será de 5,7 kilómetros al 6,5% de desnivel. Tras descender del Cormet de Roseland, los pedalistas emprenderán el extenso ascenso de 21 kilómetros al Montée de Tignes, que tiene un desnivel del 5,6%, convirtiéndose así en una montaña hecha a pedido de López y Quintana: un puerto no tan inclinado pero largo.

Esa etapa tendrá como añadido que será la que marque el fin de la primera semana de competencia, convirtiéndose entonces en el primer gran referente de tiempos entre los favoritos al título, por lo que es indispensable que Quintana y López la aprovechen, ya sea para acortar distancias con el líder, o para aumentar ventajas, si es que llegan en una posición ventajosa.

La etapa 11 terminará en descenso, pero de seguro será una llegada con un lote no muy nutrido. Es que en esta etapa aparecerá el temido Mont Ventoux, también conocido como “el gigante de la Provenza”; que además se subirá en doble ocasión. El primero de esos ascensos se hará por el lado más largo y de menor inclinación, luego se hará el ascenso por la cara de Bédoin, que de seguro implicará un desafío importante para los pedalistas que ya contarán con un significativo desgaste a esa altura de la etapa.

Y si bien la novena etapa se adapta a las características de los capos del Arkea y del Movistar, la decimoquinta fracción no se queda atrás. Es que el Tour, en su paso por Andorra, encontrará el punto más alto sobre el nivel del mar en toda la carrera, y ahí es donde Quintana y López se hacen fuertes. Ese día, el ascenso al Col de Puymorens, seguido del ascenso al Port d’Envalira, tendrán que ser aprovechados por los hombres de Boyacá.

La etapa 17 es engañosa a la vista, pues tiene casi 120 kilómetros en los que se supone nada extraordinario debería pasar. Sin embargo, los últimos 65 kilómetros están marcados por un encadenado montañoso que termina en el ascenso al Col du Portet en Saint-Lary-Soulan. El Col du Portet tiene una extensión de 16 kilómetros al 8,7%, toda una tentación para Quintana y López, si es que a esta altura del Tour cuentan con chances de pelear por el título y con restos físicos para hacerlo.

El Tour de Francia se despedirá de la montaña con el ascenso a un ícono de los Pirineos: El Col du Tourmalet, que nos será el que marque el fin de la etapa, pero que jugará un papel determinante para destrozar las piernas de los sobrevivientes en esa disputa por el maillot amarillo.Como si fuera poco, la etapa culminará con el ascenso Luz Ardiden, cuyo puerto tiene una extensión de 13,3 kilómetros al 7,4%.

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