Estudiantes del Colegio Armando Solano de Paipa esperan que su colegio sea entregado este año

Imagen del Colegio Armando Solano de Paipa, en donde ayer comenzó el regreso progresivo a clases. Los estudiantes esperan que las obras avancen para que su colegio les sea entregado a finales de este año.
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La firma constructora de las nuevas instalaciones tendrá que trabajar contra el reloj para no generar traumatismos a comienzos del 2022, cuando se espera el regreso a las clases presenciales. El colegio de Paipa es uno de los 26 de Boyacá contratados por el Fondo de Financiamiento de la Infraestructura del Ministerio de Educación Nacional.

Esta semana comenzó el regreso a clases en la modalidad de alternancia para los profesores y estudiantes del Colegio Armando Solano de Paipa.

Para la presencialidad, por ahora parcial, se adecuaron salones de clase y fue necesario hacer un gran esfuerzo con ayuda de diferentes estamentos e instancias del municipio porque no había salones suficientes, ni baños y ni siquiera servicios públicos de unas instalaciones que fueron demolidas para construir aulas, salas de laboratorios y escenarios deportivos.

El rector del Armando Solano, Pedro Antonio Guerrero, dijo que ayer estuvieron en clases presenciales unos 300 estudiantes de primaria y bachillerato y que, aunque se ha hecho un gran esfuerzo para adecuar los espacios para prestar el servicio, la gran expectativa es lo que pueda ocurrir de aquí al final de año cuando deberían entregarse las nuevas instalaciones del colegio.

Las nuevas instalaciones del Colegio Armando Solano son una de las 26 que fueron contratadas en Boyacá por el Fondo de Financiamiento de la Infraestructura del Ministerio de Educación Nacional.

En el colegio de Paipa si invierten 5.800 millones de pesos. Es una obra que comenzó a finales del 2018 y que debería entregarse en un plazo de ocho meses, pero han pasado casi cuatro años y aun el colegio no ha sido entregado. 

En los colegios de Boyacá se invirtieron o deberían haberse invertido en total más de 76.000 millones de pesos y la mayoría de esos planteles aún no han sido culminados.

Y a nivel nacional eran obras con un costo de 737.000 millones. Según el propio Ministerio de Educación Nacional los afectados por esas demoras son 224.904 estudiantes.

En Paipa fue demolido el edificio central de la vieja sede del colegio y la empresa encargada de la construcción de nuevas aulas, laboratorios, escenarios deportivos y otros espacios es la firma G-19.

El Rector del Armando Solano dice que la promesa del constructor y del Ministerio de Educación es que las nuevas instalaciones serán entregadas el 17 de diciembre, pero en materia de tiempo hay un ‘colchón’ de más de un mes porque la expectativa es que a finales de enero del 2022 todos los estudiantes, profesores y directivos puedan regresar de manera presencial.

El Rector reconoció que, aunque han estado trabajando, por momentos el contratista baja el número de trabajadores y también baja el ritmo de las obras.

Un pronunciamiento hecho hace una semana por los estudiantes, a través de redes sociales en los que incluso llamaron la atención de los órganos de control y un artículo publicado por EL DIARIO generaron que las obras se volvieran a reactivar, pero el tiempo es corto para los trabajos que todavía faltan para culminar lo que fue contratado.

Incluso la Contraloría nacional ha estado pendiente y exigiendo el cumplimiento de los cronogramas de obra. Sin embargo, todo depende del contratista para que los estudiantes puedan regresar a las clases presenciales en el 2022.

Hasta ahora el contratista se ha inventado toda clase de excusas, primero que no les habían hecho a tiempo los desembolsos; después que la pandemia y ahora último que el costo del acero y de otros insumos de construcción.

También habrá que esperar la llegada de unas cubiertas que serán importadas desde China. En el Armando Solano la obra incluye la construcción de 24 aulas, incluyendo cuatro para niños de preescolar, un auditorio comedor con cocina; un laboratorio de biología y química, un salón de recursos para la biblioteca y 38 unidades sanitarias.

Son casi 1.000 estudiantes que están pendientes del avance de las obras y que su colegio pueda ser entregado para que se cumpla con el derecho fundamental a la educación.

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