¿Es cierto el crecimiento del Partido Conservador y el Centro Democrático en Boyacá?

El declive del Partido Conservador en el departamento es notorio y se ha acentuado por el escaso respaldo que este ha dado a la paz. FOTO / Hisrael Garzonroa
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En primer lugar, lo que quedó claro fue la estruendosa derrota del candidato a la gobernación de estos dos partidos que terminaron siendo los principales socios en tal empresa; lo que también se despejó es que los dos son un solo partido, el Partido Conservador, que por ahora permanece dividido, resultando en apariencia mayoritario el Centro Democrático, lo cual también es un espejismo.

Los conservadores, ante la crisis de dirigencia, terminaron apenas salvando dos curules en la asamblea, espacio otrora casi cubierto todo de azul. El Centro Democrático, con algunos votos de más con respecto a las elecciones de hace cuatro años, alcanzó las dos curules que tenía; claro está que se podría decir que una y media, porque es evidente que Armando Quiñones tiene la positiva costumbre de salir corriendo si el sol alumbra mejor en la vecindad.

En cuanto al candidato Jonatan Sánchez, su situación es cuando menos precaria; la resignación es el único camino por ahora, mientras se recupera y reorienta su acción. Desde luego que la apuesta que hizo fue audaz y muy alta, pero no salió.

Tal como se analizó en vísperas de la elección, el problema de Sánchez Garavito fue apostar con base en dos partidos muy disminuidos; o mejor, en un solo partido cuyos soportes están muy deteriorados, casi en escombros, que es el Partido Conservador, el cual enfrenta la tragedia, no de la falta de militancia, sino de la crisis de su dirigencia, cuya conducta y acción lo tiene al borde de la desaparición.

Por otra parte, Jonatan, tendrá que entender que el error de cálculo suyo estuvo en pasar del proceso en el cual se formó, en el Partido de la U, que fue el de la búsqueda de paz, con el cual logró el rápido ascenso que traía, para querer ser gobernador, desde la antítesis de lo que había hecho, al lado del partido que propone hacer trizas los acuerdos de paz. Esto, quizá, pensó que los electores no lo notaban. Fatal. No solo lo notaron sino que reaccionaron en consecuencia y terminaron castigándole la voltereta.

Y, para completar, el cálculo tampoco salió con el soporte de la financiación, pues la imagen de ser el candidato impulsado por los empresarios de las esmeraldas, dio la solidez económica, pero se proyectó la imagen de que “lo que había era con qué”, repitiendo experiencias similares que ya habían fracasado.

Pudo incidir también la prevención, dado el estigma de la actividad minera de las esmeraldas que todavía no supera el lastre de las antiguas violencias, pero que además soportaba el hecho de que uno de los grupos empresariales más destacados y tradicionales ha sido sistemáticamente seguido por las autoridades norteamericanas lo que ha producido en el último año la extradición de cinco de sus líderes.

Desde luego que eso es una estigmatización injusta, dado que la población en su gran mayoría ha preferido marginarse de los conflictos propios de los clanes de las esmeraldas y las violencias sistemáticas o las derivas ilícitas que se puedan asociar. Prueba de que la gente no está en esa honda son justamente los resultados electorales en cada uno de los municipios de esa provincia.

En cuanto a los partidos Conservador y Centro Democrático, lo que queda claro es que necesitan otros liderazgos, en especial el Partido Conservador, que sin duda reaccionó mejor sin la vieja dirigencia, siendo la ausencia más benéfica, la de Jorge Hernando Pedraza, el personaje que quizá más daño le hizo a la colectividad en los últimos 20 años. Los Ciros, desde el Centro Democrático, tampoco es que puedan cantar victoria, a pesar de que arguyan que incrementaron la votación de las elecciones del 27 de octubre pasado, frente a las parlamentarias de 2018.

Como van las cosas, el uribismo y su correspondiente el Centro Democrático, la tienen cada vez más difícil en Boyacá, donde la victoria del Partido Verde, que es la acción de Carlos Amaya, marcó un hito muy alto, basado en la consolidación del discurso por la paz y la reconciliación, lejos del acicate del odio y las nuevas violencias, en las que se empeña el ideario del Centro Democrático. 

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1 COMENTARIO

  1. Con semejante paliza que le dimos en las elecciones Regionales,esos dos partidos políticos tendrán que hacer MILAGROS Para intentar recobrar la poca confianza que los Colombianos le tenemos en este momento a los CORRUPTOS.

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