En diciembre Arroz Blanquita incursiona en el mercado boyacense

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La decisión de competir en el departamento se da después de cinco años de la apertura de la planta

Hace setenta años en Jamundí, Valle del Cauca, nació el sueño de la familia Suso: La Arrocera La Esmeralda. Los inicios no fueron fáciles, mucho menos en una región cañicultora por excelencia, donde incursionar en la producción de arroz parecía toda una osadía.

Sin embargo, el tiempo le fue dando la razón a esta familia de ascendencia española pero arraigada en el Valle del Cauca. Fueron años, quizá décadas complejas, pero la apertura económica de los años noventa trajo el alivio y la posibilidad de expansión para una productora de arroz en la que nunca bajaron los brazos.

Desde hace cinco años esos planes de expansión llevaron a la Arrocera La Esmeralda a establecer una planta en el departamento de Casanare. Inicialmente para cumplir con las necesidades de abastecimiento del suroccidente del país, pero luego para buscar consolidarse en el centro-oriente colombiano.

Con los años la Arrocera La Esmeralda fue comprendiendo que lo único necesario para conquistar el mercado colombiano no era solo la capacidad de producir y abastecer, sino la importancia de entender las necesidades sociales de las poblaciones donde estableció plantas de producción.

Y fue así como emprendió campañas que años después le significaron reconocimientos de sostenibilidad ambiental y social, entre estos el Premio Planeta Azul, o el premio de sostenibilidad de la Anif (Asociación Nacional de Instituciones Financieras), entre tantos otros.

La Arrocera La Esmeralda ha decidido incursionar en el mercado boyacense con su producto insignia: el Arroz Blanquita. Esto será a partir de diciembre de este año, para lo cual se ha venido estableciendo contactos y acuerdos con supermercados y grandes superficies de buen reconocimiento en el departamento como Almacenes Paraíso.

José Manuel Suso, gerente de la Arrocera La Esmeralda, sabe que incursionar en el mercado boyacense no es una labor sencilla, pero lo asume como un reto más, entre tantos que ha tenido la arrocera en 70 años de historia, lo cuales ha sabido sortear, a tal punto de consolidarse como el tercer actor en importancia en el mercado de arroces.

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