La entrada en funcionamiento de la nueva Terminal de Transporte Terrestre de Pasajeros, podría desembocar en una crisis de carácter social en la zona que hoy alberga la actual terminal de transportes y en sus alrededores, incluyendo el centro de la ciudad.

La correcta utilización del inmueble que hoy ocupa la terminal será esencial para conservar la armonía en la zona o para mandarla derecho a la perdición.

Hace aproximadamente 50 años la actual terminal de transporte de pasajeros de Tunja se construyó en las inmediaciones de lo que para ese entonces era la recién inaugurada Avenida Oriental. Para ese momento se trataba de una zona deprimida, que encontró un auge con la terminal; las pequeñas y pobres casas del lugar se convirtieron en restaurantes y hoteles que pudieron surgir gracias al gran caudal de personas que empezaron a transitar por esta zona. Pero al igual que en casi todos los lugares de Colombia, las terminales de transporte son una zona atractiva para los negocios del sexo; fue como entonces, casas de lenocinio, burdeles y whiskerías se trasladaron a lugares en cercanías de la terminal. Con esto llegó la delincuencia atraída por los vulnerables borrachos que salían en las madrugadas de dichos lugares y la facilidad para conseguir alucinógenos en la zona.

Las siguientes administraciones evidenciaron la problemática que empezaba a formarse en el lugar, así que decidieron tomar cartas en el asunto para evitar la proliferación de estos lugares. Pero a pesar de lograr avances, la delincuencia y los negocios del placer siguieron existiendo en la zona; por lo menos más camuflados, mejor escondidos y quizá en menor cantidad. De modo que la pujante zona del terminal dejó de serlo para la década de los 80, y de ese tiempo para acá se ha mantenido como una de las zonas de alta peligrosidad en la ciudad.

Pero todo esto podría empeorar una vez que se inaugure la nueva Terminal de Transporte Terrestre de Pasajeros al oriente de la ciudad. La preocupación entre los comerciantes de la zona de la actual terminal de transporte es latente, y temen que esta zona termine convirtiéndose en un foco de delincuencia y quizás en la olla más grande la capital boyacense.

El proceso de deterioro en el lugar es evidente

Podría llegar a darse un grave caso de obsolescencia urbana en el lugar si la infraestructura de la actual terminal no es bien utilizada. Los comerciantes de la zona temen por el futuro de sus negocios ya que sin terminal en los alrededores es un hecho que el flujo de transeúntes va a disminuir. Los inmuebles de la zona tampoco favorecen lo que será el futuro del lugar. Muchos de estos están en ruinas, otros abandonados, lo que facilitaría que se conviertan en guaridas para habitantes de calle o para delincuentes. Son escasos en los que se ve una renovación, y es lógico que sea así ya que es poco probable que alguien quiera adquirirlos en una zona que, al no tener la terminal en sus alrededores, irá perdiendo su valor.

Es preocupante que esta zona está apenas a tres calles de la Plaza de Bolívar, lo que podría subir los índices de criminalidad e inseguridad en las calles céntricas de la ciudad. Ya lo señaló Fabio Martínez, secretario de gobierno, un par de meses atrás, el centro de la ciudad es la zona donde más casos de inseguridad se presentan. Y con el fenómeno de deterioro que vivirá la zona del terminal, las cifras pueden ir en aumento.

Sin embargo, para la Alcaldía de Tunja es poco probable que se presente un caso de obsolescencia urbana en esta zona. “Hay que ir pensando, esperamos que los tiempos del nuevo terminal se puedan cumplir, y recibir ese inmueble para ponerlo inmediatamente en algún uso. No se puede abandonar, resultaría inconveniente eso. La Administración tiene algunas previsiones para que cuando eso suceda, efectivamente y sin muchos contratiempos, se pueda instalar allí la Secretaría de Tránsito, pero es un sitio muy importante que amerita generar un proyecto que impacte sobre ese sector de la ciudad”, señaló Juan Carlos Quevedo, asesor de planeación de Tunja.

“Hay que ir pensando, esperamos que los tiempos del nuevo terminal se puedan cumplir».

Pero el hecho de convertir esta estructura en la nueva sede de la Secretaría de Tránsito no genera total tranquilidad entre comerciantes y habitantes del sector, ya que actualmente la Secretaría de Tránsito ocupa un local en el Centro Comercial Centro Norte, y una estructura como la de la terminal podría quedar grande para esta pequeña oficina; facilitando así la ocupación por parte de habitantes de calle o delincuentes. Podría llegar a usarse como un parqueadero de vehículos inmovilizados, conocido como patios, que también sería un gran atractivo para la delincuencia de no tener organizado un buen esquema de seguridad.

Obsolescencia urbana y renovación urbanística

Y otro es el parecer de expertos en la materia, en lo que refiere a obsolescencia urbana y renovación urbanística; ya que señalan que es muy probable que esta zona sufra un proceso de deterioro que la convierta en la más indeseable de la ciudad. “Los síntomas para que se produzca esta dinámica de obsolescencia o desuso tienen que ver con el espacio, el tiempo y la sociedad; si no interactúan de manera adecuada, son factores que inician a transformar una realidad. Y transformar la realidad es eso, cambiar el tema económico, social, y de no estar planeado la obsolescencia se va a dar”, le comentó a EL DIARO, Edilberto Molina, arquitecto y docente de la Universidad de Boyacá.

Así las cosas, el coctel está servido. Son muchas las probabilidades de que este lugar se convierta en la principal zona roja de la ciudad sin importar su cercanía con el centro. Aún es posible evitar que esto ocurra con una adecuada y responsable planificación del uso que se le va a dar al lugar y el modo en que esto transformará la zona a nivel social y económico.

Investigación
Daniel Triviño

Cámara
Efrén Martínez
Equipo periodístico EL DIARIO

Realizador audiovisual
Kevin Espitia

Diseño multimedia
Julio Medrano