‘El país necesita superar esta intolerancia fanática, el todo vale y controlar esta irracionalidad colectiva’

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Un llamado al diálogo entre los colombianos acaba de hacer la Academia Colombiana de Jurisprudencia a propósito de actual coyuntura política y de la segunda vuelta por la Presidencia.

“Solo un diálogo amplio, abierto, solidario entre los colombianos de todos los matices y regiones puede lograr el reencuentro del país con lo más positivo de su historia y rediseñar el futuro de la República a la medida de una auténtica comunidad democrática.

“Hoy, una vez más, es preciso reflexionar con el propósito de superar la crisis actual”, dicen los más prestigiosos abogados del país, que hacen parte de la Academia Colombiana de Jurisprudencia.

El pronunciamiento fue hecho a propósito de la actual coyuntura política y en vísperas de la segunda vuelta presidencial, en el momento de más tensión social de la historia reciente del país.

“La Academia Colombiana de Jurisprudencia, en cumplimento de su deber institucional de defender el Estado de Derecho, presenta a la comunidad jurídica y al país el siguiente llamado al diálogo en favor de la convivencia nacional”, dice la institución.

Y anota que “hace un poco más de cien años la Academia Colombiana de Jurisprudencia, presidida por el jurista Nicolás Esguerra, denunció las sinrazones de la hostilidad entre compatriotas que se trataban como enemigos y planteó la necesidad de adoptar formas institucionales para garantizar la coexistencia de los partidos en el gobierno. Su propuesta se abrió paso y en ella se basó el gobierno de la Unión Republicana en 1910. De allí surgió una vocación civil que, a lo largo del siglo, permitió construir entre todos el Estado de Derecho”.

Agrega que “en adelante, siempre que las instituciones corrieron peligro –como en la violencia del medio siglo o con el crecimiento del narcotráfico- los colombianos tuvieron la lucidez de suscribir acuerdos, como los aprobados en el Plebiscito de 1957 y en la Asamblea Nacional Constituyente de 1991”.

“Hoy, una vez más, es preciso reflexionar con el propósito de superar la crisis actual. Las sociedades necesitan los acuerdos para hacerse, pero también los necesitan para no deshacerse.

No es un consenso entre los candidatos, ni tampoco un acuerdo en torno suyo. Más allá de ellos y de la segunda vuelta de la elección presidencial, el país necesita superar esta intolerancia fanática, el todo vale y controlar esta irracionalidad colectiva que repugna a todas las formas de civilización política”.

“Algo grave falla en una sociedad que ha creído en el Derecho como garantía de convivencia, para que termine violentamente emulsionada, violentamente rota o violentamente desinstitucionalizada, a solo treinta años de haber aprobado la Carta Política que asumió como hoja de ruta para el siglo XXI”.

“En la aplicación cabal de la Constitución el país halla las primeras respuestas. Gobernantes, dirigentes y ciudadanos tienen la obligación política, jurídica y moral de defender, respetar y hacer respetar el Estado social de derecho, la economía social de mercado, las libertades individuales, los derechos fundamentales, sociales, económicos, culturales, colectivos y ambientales consagrados a favor de todas las personas residentes en el país, y asegurar el desempeño a plenitud de las tres ramas del poder público y de los órganos independientes y autónomos contemplados en la Constitución”.

“El país necesita fortalecer sus instituciones y reencontrarse con los principios que giran en torno a la libertad y al orden. Pero también requiere mantener el principio del control como el principio democrático por antonomasia: Sin control político, sin control judicial, sin control disciplinario, sin control fiscal y sin control ciudadano, ejercidos en forma autónoma y sin mancha, el funcionamiento del Estado de Derecho se resiente en términos que abonan los autoritarismos”.

A juicio de esta Corporación, los sectores vitales de la sociedad civil –en su diversidad y en su conjunto- constituyen la principal garantía para superar los factores que pesan negativamente en esta involución de la cultura política, que ha llegado al extremo de envilecer el lenguaje con que unos se refieren a otros.

“Solo un diálogo amplio, abierto, solidario entre los colombianos de todos los matices y regiones puede lograr el reencuentro del país con lo más positivo de su historia y rediseñar el futuro de la República a la medida de una auténtica comunidad democrática”, dice finalmente el pronunciamiento, que es firmado por cerca de 40 juristas.

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