¿El fin del rebote? Riesgos para Boyacá

Foto | Hisrael Garzonroa
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“Sin los estímulos, la economía boyacense no hubiera repuntado tan rápidamente y, menos aún, hubiera presenciado un incremento tan alto y persistente de la inflación como el que registra ahora.”

Por | Zully Orozco – Economista e investigadora – Economista Liberal y apartidista

Zully Orozco | Economista e investigadora

Por tres trimestres consecutivos la economía boyacense creció en 2021. Pese a haber registrado una caída en 7,3% en 2020, logró recuperarse excepcionalmente bien debido al efecto rebote y a los permanentes estímulos monetarios y fiscales que mejoraron la recuperación del empleo e impulsaron la demanda interna (era de esperarse con un crecimiento anual superior al 5%), pero el creciente aumento de la inflación que no da tregua, comenzó a debilitar las expectativas de crecimiento desde el último trimestre de 2021 prolongándose hasta los primeros meses de 2022. Sin embargo, los esfuerzos que hará el Banco de la República por contener la inflación podrá cambiar aún más el rumbo de la economía, materializando, en efecto, una serie de riesgos en el corto plazo.

Los datos de la inflación (medido por el IPC) para Tunja del DANE son sencillamente nefastos. La inflación acumulada entre enero y marzo fue del 5,1%, cifra poco inferior al 5,3% que registró en todo el 2021. Lo que significa que los tunjanos perdieron en tres meses el equivalente a un año de su poder adquisitivo. En promedio somos 5,1% más pobres. En este sentido, el proceso de normalización que bastante tarde inició el Banco de la República, elevando la tasa de interés de referencia (probablemente cerrando el año por encima del 8,00% según estimaciones de Corficolombina), contribuirá, por un lado, a frenar la inflación en el departamento, pero, por el otro, terminará ahogando el crecimiento económico.

Esto debido a que los costos del financiamiento de aquellos activos que se adquieren a crédito como la vivienda, aumentarán, haciendo resentir el crecimiento de sectores como la construcción, el cual ha jalonado principalmente la recuperación económica del departamento creciendo a niveles cercanos al 54% anual, sostenido, a su vez, por la generosa política de subsidios a la compra de vivienda de interés social (BER, 2022). De tal manera que, un ajuste del déficit fiscal a corto plazo, también podrá actuar como un freno adicional: sí los tipos se elevan, el costo de financiamiento para el gobierno también aumentará, obligando a recortar el presupuesto público de los programas sociales.

De materializarse alguno de estos riesgos, aparte de la construcción, la industria sería la primera en sufrir una caída, la cual ha estado jalonada durante el último año por la demanda creciente de productos minerales no metálicos y de acero para la construcción, que representan cerca del 47% de la producción total (BER). Así, una eventual reducción de la demanda por vivienda inevitablemente afectará su desempeño con fuerza. Sin embargo, no son los únicos sectores que se verán fuertemente afectados ante un escenario de endurecimiento de las condiciones financieras. El sector del comercio minorista y de vehículos también se resentirá, puesto que al ser apuntalado por un mayor endeudamiento, ha logrado crecer a tasas de dos dígitos (BER).

Cabe mencionar que este rápido crecimiento de los sectores, no se puede atribuir únicamente al efecto de los estímulos fiscales y monetarios, parte del desempeño es gracias a la capacidad de resilencia de la propia economía boyacense, pero, si algo queda de manifiesto, es que sin los estímulos no hubieran repuntado tan rápidamente y, menos aún, se hubiera presenciado un incremento tan alto y persistente de la inflación como el que se registra ahora.

Los gobiernos y los bancos centrales se acostumbran a cebar las economías a punta de estímulos artificiales; bajos tipos de interés por periodos prolongados acompañados a la par por políticas de gasto ultra-expansivas en su afán de acelerar el crecimiento y, al menor indicio de un anuncio de su retiro, generan una recesión. Este es un riesgo cada vez más creciente.

Debido a la inflación, el Banco de la República continuará recogiendo liquidez en lo que resta del año, por lo que cualquiera de estos riesgos en caso de ser concretados, puede frenar la inversión y la demanda del departamento tras haber registrado un periodo de exuberancia demasiado breve. Y si la actividad empresarial sufre, la economía no podrá generar empleo con fluidez. En suma, el vivaracho efecto del rebote post-pandémico está llegando a su fin, debemos estar preparados.   

 [1] BER (2022) Boletín Económico Regional del Banco de la República. Nororiente, IV trimestre de 2021.

https://repositorio.banrep.gov.co/bitstream/handle/20.500.12134/10285/ber_Nororiente_IV_trim_2021.pdf

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