Duque y la máquina del tiempo

Foto: Mauricio Alvarado - El Espectador
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Por | David Pulido

De los ciento noventaitantos países que existían, Colombia fue el más famoso, el país del que más se hablaba; y no gracias a sus deportistas, sus artistas, sus avances o sus polémicas reinas de belleza, sino gracias a un magnífico sujeto que inventó la máquina del tiempo, un individuo, que sin mucha vergüenza ni tanta educación, había sido capaz de mover a Colombia a otras épocas sin que nadie se diera cuenta, ni del “¿cómo?” ni de “¿cuándo?”, fue un misterio para todo el mundo.

Este vivaz sujeto era tan inteligente que le había hecho creer a millones de ciudadanos que no se trataba más que de un simple presidente torpe y jovencitico, pero en realidad, era un magnífico científico que no pertenecía al planeta Tierra, sino que venía de un lejanísimo lugar llamado “nose porklandia”; allí le habían enseñado cómo mover a su conveniencia el tiempo de cualquier lugar. Este extrañísimo sujeto, para confundirlos y que no sospecharan nada, se pintaba su cabello de color experiencia y se hacía llamar Ivchancho Duque; el muy pillo aprovechaba cada vez que podía salir en público para así decir cualquier tontería o hacer alguna ridiculez y mantenerlos distraídos por un buen tiempo, estrategia que le resultaba muy bien.

Ivchancho ya había movido muchísimas veces a Colombia de su época natural y era muy fácil notarlo, pues no era normal que después de tantísimo avance constante, de un momento a otro todo se fuera al piso:

Al principio comenzó con minúsculas acciones, como volver a poner a sonar a un tal “Camilo” o el sinsentido de “Marbelle”; empezó a repetir novelas como “yo soy Betty la Fea”, “Pasión de Gavilanes” o hasta el mismísimo “Pedro el escamoso”; Reinaldo Rueda volvía a la selección y así mismo Colombia no iría al Mundial, Nairo y Rigo presentes de nuevo en el tour de Francia, mientras que Egan ahora era un pequeño niño quien tendría que volver a aprender a montar la bici; a sorpresa de todos, el oportunista de Riaño volvía a ser famoso, esta vez gracias a su espectáculo llamado “Hipocresía, gestión y dinero”; la Azcarate y Jorge Cárdenas volvían a ser cuestionados de por qué eran reconocidos; pero bueno, entre otras, estas fueron algunas de las cosas con las que se estrenó.  

Después de no notar confusión por parte de su pueblo, decidió ejecutar saltos aún más confusos y arriesgados: había vuelto a estrenar con éxito el valiosísimo show de terror de Doña Vicky Dávila y con ella la tan estúpidamente ignorada e importante y rica participación política de periodistas como “La Tele Letal”, “Los Danieles” y “el efecto Pirry”; había puesto de moda nuevamente los gorros pesqueros, los bota campana y hasta el hecho de no depilarse las axilas, (ya allí anunciaba que las cosas se iban a poner un poquito peor); estaba en furor el estreno del túnel de la línea y la construcción del metro, obras que habían pasado ya a la memoria de los colombianos.

En fin, había modificado temporalmente muchísimas cosas más, hasta el mismo Juanes había sido fuertemente manipulado: primero, con esperanza había tocado en el importante Rockalparque, pero después, su cabeza no trabajaba muy bien y no lograba decir muchas coherencias; fue tan afectado que dejó en evidencia el plan de don Duque, tanto, que empezó a tocar música hasta de los 60´s y con pintas raras de diferentes tiempos.

Pero bueno, hasta allí, extrañezas sin ningún riesgo, fue de un momento a otro cuando las cosas se pusieron terribles, el maldito sujeto empezó a hacer cosas malvadísimas que a todos nos afectaba: en principio nos devolvió a la oscura época de la homofobia, la xenofobia, y la sapiensofobia; la gente moría de hambre y la inseguridad se había disparado en miles; el inepto había acabado con el tan anhelado proceso de paz y a cambio de esto los mandó a las armas; se volvieron a llorar los atentados de las guerrillas, el glorioso ejército nacional y los paras, y con esto, de nuevo los secuestros, el reclutamiento, los desplazados, los despojos, los robos y las desapariciones; habían vuelto a ser nombradas las AUC y con ellas “Don Berna”, “Mancuso” y hasta “Otoniel” (quien quizá por error de cálculo de Don Duque, ahora estaba con ansias de ayudar a su pueblo “honestamente”); todo era una época oscura, tanto, que por un tiempo nuestro líder volvía a ser el gran dictador Don Álvaro Uribe Vélez, quien se sentía muy tranquilo en su terreno antiguamente llamado “La Nueva Granada”.

Todo era un completo caos, estábamos envueltos en miedo y desolación. Sin embargo, un día y sin querer, había revivido muertos que a él le daban miedo, se escuchaba hablar de la U.P, de Galán, Garzón y Gaitán, también de Héctor Abad, del por poco presidente Carlos Pizarro, de Gómez Hurtado, Antonio Nariño y hasta “la Pola”; todos de diferentes tiempos, pero cada uno en su momento con el sueño de ver crecer a su país.

Tras tantas confusiones, los más intelectuales empezaron a sospechar y se dieron cuenta de tan sucio trabajo, todos estos se unieron y luchando empezaron a buscar respuestas ¿Por qué hacer tanto daño? ¿Por qué había escogido un pueblo tan deteriorado como Colombia? ¿Qué hace un cerdo como presidente? ¿Por qué no llevar a Colombia al futuro? ¿Cuándo acabará? ¿Qué pasa con los que no quieren ver? Fueron estas y muchísimas otras preguntas que al poco tiempo y con una victoria lograron saber, pero esto es historia de otro cuento, fin…

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1 COMENTARIO

  1. Terrible artículo. Aunque en algunas cosas no se equivoca. Demuestra poca capacidad, léxica, gramatical y argumentativa. Sin embargo, lo peor es como lo que aquí se presenta deja ver un enorme resentimiento, frustración y falta de objetividad.

    Podríamos preguntarnos, dónde han quedado las personas con verdadera capacidad para escribir, con elegancia y un buen su del idioma?

    Ahora, cualquiera es editorialista, escritor o periodista.

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