Designación de rector en la UPTC: ¿los mismos con las mismas?

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Por: Unidad investigativa de EL DIARIO

Concluido el ciclo de consultas a los estamentos universitarios en  la UPTC. para la designación de rector para el periodo 2019-2022, las especulaciones sobre las posibilidades de los postulados, así como las alianzas para asegurar su triunfo el 27 de noviembre, aumentan, dando lugar a los rumores más inverosímiles.

Son cinco los integrantes de la baraja de elegibles. Y tal como ocurrió recientemente con las estratagemas de uno de los candidatos al manipular, no sólo la votación de los estudiantes de los programas  de la Facultad de Estudios a Distancia (FESAD), sino de magnificar los resultados obtenidos, sumando todos los votos a su favor, junando, como se dice coloquialmente,  peras con manzanas, y, de remate, proclamándose artificiosamente como virtual ganador. Sin embargo, nadie se tragó el anzuelo. El ardid fue muy evidente, como evidente la trashumancia electoral agenciada desde las coordinaciones de los CREADs y los funcionarios que siguieron el malintencionado libreto del exdecano de esta facultad.

De los escrutinios efectuados el 23 de noviembre, pasan cinco candidatos a la ronda final que tendrá lugar el 27 de noviembre. Ellos son los cuatro postulados por los profesores: el ingeniero  Óscar Ramírez, el economista  Manuel Restrepo, el abogado Leonel Vega y el químico Hugo Rojas. Se añaden los dos ganadores de la consulta a los estudiantes: repite el nombre de Manuel Restrepo y se añade el del teólogo Javier Parra; además se ratifican los nombres de  Oscar Ramírez y Leonel Vega,  quienes puntearon en las consultas al personal administrativo y a los  graduados.

Resultados de las consultas a los estamentos universitarios para designación de rector 2019-2022

Es indudable que lo que viene ahora, una vez definido el abanico de opciones existentes,   es lograr el apoyo de los nueve consejeros que definirán quien será el ungido. Los contactos no cesan y las ofertan no merman.  Tanto Hugo Rojas como Leonel Vega se disputan el apoyo del cacicazgo cirista, que ha intercedido ante el Gobierno Nacional, para que respalde, a través de sus delegados en el Consejo Superior, a sus pupilos.

El prolongado encuentro de los candidatos con la ministra de Educación Nacional el pasado viernes, era una prueba para calibrar los perfiles de los mismos, además de su alineación con las políticas educativas gubernamentales. Todos pasaron al tablero de la máxima jerarca de la educación superior, unos con mayor fortuna que otros, a quienes sus pergaminos académicos no les ayudaron a superar sus limitaciones discursivas. Ni siquiera quienes ofician hoy de escribidores, luego de haber renunciado, a la topa tolondra, a la representación profesoral.

Los cinco minibloques que se han constituido, se recomponen una y otra vez. Sólo en la víspera se sabrá, si los conciliábulos surtieron los resultados esperados. Parra está descartado. Ninguno de los minibloques  considera su candidatura viable. El pesado bacalao que carga a cuesta no le da ningún chance. Óscar Ramírez y Manuel Restrepo  son dos ases de la baraja de rectorables.

Los rumores de un eventual reemplazo del representante del presidente ante el Consejo Superior, Rogelio Zuleta, por dos conocidas ficha del cirismo, Ana Hamón o Luis Toro Valero, sería una desafortunada jugada, que reafirmaría la nociva influencia de la rapaz politiquería en la universidad. Lo anterior iría acompasado con la actuación del minibloque encabezado por el patriarca conservador, Juan B. Pérez, quien apoyaría el continuismo en el incierto destino de la universidad. El minibloque del gobierno departamental le apuesta a poner en cuarentena a la política al menudeo que campea en la institución educativa. El minibloque que personifica el decano de Duitama es un enigma por descifrar. Como no hay quinto malo, el voto del representante de los docentes tendrá como polo a tierra la base profesoral que lo eligió.

Pronto se sabrá si la audiencia con la papisa de la educación superior fue un adecuado filtro para cualificar sus preferencias o sólo fue una  anticipada pirotecnia decembrina.

La decisión de los nueve consejeros del Consejo Superior no será nada fácil. Más que los engañosos pergaminos académicos, debe tenerse en cuenta la trayectoria académica, administrativa e investigativa de los postulados, y, aún más, que los candidatos  sean portadores de un discurso de cambio, no de perpetuación del funesto inmovilismo institucional actual.

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