Desde El Pasaje Vargas Ed.916

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Así son los patrones. Para nuestros Académicos del Pasaje Vargas, la rueda de prensa convocada por el amansador salgareño y el lugar donde fue dada, no constituyen ninguna sorpresa. Los patrones son así, según rememoró uno de los nuestros, en la mañana del otro día del acontecimiento de la pesebrera de Río Negro. Por allá en las buenas épocas del siglo pasado, cuando los cargamentos de la riqueza nacional más importante se llevaban a los gringos y atravesaban el Atlántico para llegar a las Europas, el patrón del momento, que ya conocía al Dr. Varito, pero que no era el patrón de patrones de Popeye, al enterarse del matrimonio de uno sus nobles sicaritos, quien conquistó a una de esas simpáticas niñas que participó en el reinado de La Heroica, que luego le propuso matrimonio y cuya boda no pasó desapercibida, sucedió que el gran patrón le mandó un curioso regalo de bodas: un ajedrez cuyas piezas estaban bañadas en oro. El noble bruto (el sicarito), extrañado con el regalo de su patrón, pasados los festejos de la boda le preguntó un día que por qué le había hecho tal regalo. A lo que el patrón le contestó, sin siquiera mirarlo: ‘es para que no se te olvide cómo un peón se come una reina’. Enseguida recordó otro episodio que sucedió por las tierras del Occidentes esmerladífero de estos dominios de muiscas y de muzos. Resulta que ya hace un par de décadas, el patrón de allá invitó a algunos ilustres dirigentes de la Tunja capital para que fueran a su balneario y que disfrutaran de piscina y de comida, de aguardiente y de cerveza, asado y otras viandas. Ya avanzados en el consumo y entrada la noche, al patrón le dio por preguntarle a uno de esos ilustres huéspedes que cuál era su gusto musical, que le dijera el título de una canción que le gustara. Nuestro dirigente capitalino no dudó en decir que estaba fascinado con La Venia Bendita, que por esos tiempos era de moda. El patrón, ni corto, ni perezoso, para que al gran dirigente no se olvidara de la canción, ni de él como patrón, la hizo repetir el resto de la noche y obligó al otro a escucharla sin que le cogiera el sueño. Por eso, concluyó nuestro académico, para nada es de sorprender que el amansador salgareño haya citado la rueda de prensa en un establo: “es para que los periodistas de estas tierras calientes no se olviden que apenas son una recua de bestias de silla y de carga a disposición del arriero”.

Por qué somos así. Esta es de esas extrañas preguntas que les da por formularse a nuestros Académicos, quienes por falta de oficio, las hacen surgir cualquier tarde o mañana entre los interminables tintos. ¿Por qué los de estas tierras boyacenses somos así, como dijera My President, Juanma, de su primo Fachito, caídos del zarzo? Pues resulta que en este tiro sí que se pusieron científicos estos Académicos: uno de ellos, en reciente libro nos dice que el asunto es de origen; ‘que en el oriente colombiano, desde los tiempos de la colonia, se establece una economía pujante con asiento en Pamplona, Girón y Ocaña; mientras que en la región central, formada por los departamentos  de Boyacá y Cundinamarca, permaneció el mundo indígena en cuya naturaleza se incrustaron las instituciones españolas, tales como el resguardo, la encomienda y el latifundio’. Y agrega: ‘distando de la economía de oriente, caracterizada por la movilidad, en la Región Central creció la vida en la servidumbre y el mundo apacible de la mansedumbre. Así que en el seno de dichas economías se erigen dos sociedades distintas; Tendencias políticas distintas: el oriente con la transformación revolucionaria de la economía colonial y, en la región central, la conservación de la economía colonial y la simple libertad exterior’. Así que nos jodimos, acotó otro de los Académicos que piensa que aquí nada ha pasado desde antes de Los Comuneros hasta el día de hoy y que fuera de eso lo vivimos recordando y reafirmando en las cantas del Indio Rómulo que no supo dónde nació, pero que está seguro de lo que tiene que hacer: servirle a los amos. De modo que cualquier cosa que hagamos es posible comenzarla si hay un amo que la ordene.

Que la devuelvan a la gente. Nuestros Académicos que, día y noche, han estado pendientes de las obras de Pablito en el Centro, para restaurarlo y ponerle orinal a la Plaza Mayor, plantearon en estos días que es hora de que Luis Augusto, nuestro emérito gerente de la Arquidiócesis, a quien en cualquier momento el Viejo Pacho, desde el Vaticano, dirá con quién lo reemplaza, debería devolver San Ignacio -la bellísima iglesia del Centro-, al patrimonio del departamento, tal como se hizo desde la década de los 70 del siglo pasado cuando el Banco de la República la restauró y fue entregada al ICBA para su administración, con el fin de presentar allí las obras del espíritu de los hombres, pero que el sobrino de la tía Herminia, el mismo Lalito I (2004-2007) que caminaba, orinaba y hacía espuma, sin saber por qué (caído del zarzo) se la devolvió otra vez a Luis Augusto, para que el cura Víctor cantara misas de a dos millones cada una. Nuestros Académicos aseguran que con la platica que le está invirtiendo Pablito, que la tendremos que pagar todos: godos y liberales, mamertos y uribestias, ateos, cristianos y musulmanes (si los hay por aquí), el lugar, que quedará ’mucho lo bonito`, debe ser recuperado para el disfrute de todos. “Luis Augusto, devuelve lo que no te pertenece”, gritó el Académico liberal y anticlerical que desde hace tiempo aspira a la excomunión, como en los tiempos de Maldonado Calvo, el godísimo Moncho de hace un siglo.         

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