Corrupción de las élites en el poder en tres episodios: Episodio I. La teoría de derechos solo para élites sostiene la corrupción

Ilustración original: Amy Chiniara © Transparency International
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Por | Manuel Humberto Restrepo Domínguez

Vicerrector Académico de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, Ph.D en Derechos Humanos, y Ps.D en Economía y DDHH

Los corruptos procedentes de las élites no se roban una resma de papel, ni esconden un documento, ni asaltan un bus escolar, fingen ser idénticos a la gente común a la que odian, pero sus diferencias y prácticas en las que no caben derechos y libertades los delatan. En su conservadurismo cultural creen que astucia es igual a inteligencia y tratan a los demás como a siervos sin libertad completa como la de ellos, y cuando alguno es tomado prisionero por su delito al pueblo le hacen pagar por su rescate. Son herederos de la condición del señor feudal para aplicar justicia y adueñarse de las tierras, las riquezas, del ganado y de la gente misma, agregaron a su favor que la función específica del estado es mantener la guerra que mejora sus privilegios y les autoriza acomodar las leyes.

       La corrupción se extendió durante dos siglos de control del estado por no más de 100 familias y se volvió inherente a la vida de las élites, con ella sostienen su dominio político y su capacidad económica privilegiada que les permite como gobernantes venderse y transferirse bienes públicos. Con lógica colonialista, en el siglo XIX un diplomático se abrió camino en Londres y a nombre del estado pidió créditos según su voluntad personal hasta que el gobierno francés lo llamó a dejar de actuar por cuenta propia. La historia la acaba de repetir el gobierno actual antes, durante y después de pandemia y se adiciona la “intención secreta” pero descubierta de compra en austeridad de un avión presidencial. I Took Panamá, del teatro la candelaria, contó que hace 120 años a Panamá (1903) no se la robaron, si no que fue vendida por las élites para que los Estados Unidos tuvieran una posición de dominio sobre América del sur y hoy USA gobierna a no menos de tres gobernantes locales e interfiere en las decisiones de sus dependientes tratados como países vasallos.

Lea acá los siguientes episodios:
>Corrupción de las élites en el poder en tres episodios: Episodio II. Prácticas y los personajes de élites que delatan la corrupción
>Corrupción de las élites en el poder en tres episodios: Episodio III.  La evidente caída del Reich y del sistema de corrupción

       En 1928 en el senado J.E Gaitán demostró la conexión entre fuerzas económicas, políticas y militares, responsables de la masacre de las bananeras promovida y ejecutada con odio de clase, como volvió a ocurrir hace 30, 20, 10, 5 años y hoy. La violencia de los cincuenta con el horror consumado a través de la policía política, los pájaros, los inversionistas y los políticos mezclados avanzaron en el proyecto hegemónico y lo continuaron durante el conflicto armado mejorando sus técnicas, retoricas y prácticas, que los ha convertido en insuperables genios del mal y la crueldad.

     La sistematicidad e intencionalidad de la corrupción, tiene decisiones planeadas, lo público es su botín discrecional, tan natural se les volvió que hasta el presidente Turbay propuso llevarla a sus “justas” proporciones” y a la manera de la CIA, las empresas de mercenarios (ej: militares magnicidas en Haití) y las mafias, los involucrados saben que de ser descubiertos serán negados, abandonados o asesinados para borrar el rastro de conexiones entre clanes y familias comprometidas con la violación flagrante de derechos humanos.

        El patrón de conducta corrupta empezó en su etapa actual con el ascenso al poder de Misael Pastrana mediante el “gran fraude” electoral fraguado contra la ética y la constitución por el presidente C. Lleras (liberal, tío abuelo de Vargas Lleras), situación que el gobierno de hoy repite violando la constitución de 1991. Los hechos criminales en secuencia desde 1970 comprometen a las élites con la mayor “expropiación” y enajenación de bienes de la nación como la flota mercante grancolombiana, ferrocarriles nacionales, banco nacional, Telecom, Chambacu y Dragacol, Odebrecht. En el S. XXI el partido en el poder y sus asociados en el gobierno con delitos de cohecho, prevaricato, falsedad (Yidis y Teodolindo) alteraron en su beneficio la constitución, y siguieron con ascensos y condecoraciones a generales y oficiales vinculados a ejecuciones extrajudiciales, torturas, desapariciones forzadas, crímenes de guerra y uso indebido de las armas del estado (generales Montoya, del Rio, Barrera), plagios de tesis, modificación de la ley de garantías en época electoral, toma de partido del gobierno por “su candidato” de continuidad y difamación del adversario popular. La lógica del poder solo para la “gente” de bien, hace responsables de la violación sistemática de derechos humanos a las élites por activación del sistema de corrupción al que ven como una “anomalía necesaria” para sostener privilegios y humillaciones.

Espere segundo episodio: las prácticas y los personajes. Episodio tres: la caída del Reich.

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