Construcción podría reducir la cifra de desempleo a un dígito en Tunja

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Según cifras de Expovivienda 2016, el 88 por ciento de los boyacenses cree que este es un buen momento para comprar vivienda.

La desaceleración de la economía en 2016 no fue un mayor obstáculo para el sector de la construcción. Si bien se sintieron los coletazos de la recesión, el sector edificador reportó un 6 por ciento de crecimiento económico en 2016; cuatro puntos porcentuales por encima de la media nacional.

La capital boyacense ha sido fiel testigo del auge de la industria de la construcción; especialmente el sector nororiental de la ciudad, donde se evidencia un rápido crecimiento urbanístico.

Y más allá de que la ciudad se llene de edificaciones, hay razones de fondo para creer que la consolidación y crecimiento del sector edificador en Tunja, es un factor vital para el desarrollo de la ciudad. Nada más hay que ver el aporte que hace este sector a la generación de empleo. En Tunja e 8,4 por ciento de la población trabaja en este sector, pero si se liga con otro tipo de actividades inmobiliarias se estaría hablando del 17 por ciento de la población. Hay otras 2.100 personas que en estos momentos buscan empleo, y que cuentan con experiencia en este sector; de llegar a conseguir dicho trabajo se estaría hablando de que se reduciría la tasa de desempleo en dos puntos porcentuales, y según el último informe del DANE, la capital boyacense tiene una tasa de desempleo del 10,5 por ciento; lo que quiere decir que solo la industria de la construcción sería capaz de llevar este indicador a una sola cifra.

Sin embargo, el sector de la construcción se ha encontrado con un par de piedras en el camino que hoy no le dejan prosperar a su máximo potencial.

La especulación que se manejó en años anteriores respecto al precio de la tierra hizo que los valores de esta llegaran a incrementarse incluso al doble. En 2012 se hablaba de que el metro cuadrado en el sector nororiental de la ciudad podía llegar a tener un costo cercano a los 500 mil pesos, hoy el metro cuadrado está por el millón de pesos.

Esto evidentemente ha frenado en seco varios proyectos de construcción, principalmente aquellos destinados a crear vivienda de interés social, ya que con ese valor de la tierra resulta imposible que algún constructor se anime a realizar los proyectos porque no es viable lograr el cierre financiero.

Juan Carlos Martínez. Foto | Hisrael Garzonroa
Juan Carlos Martínez. Foto | Hisrael Garzonroa

Uno de los puntos que tocamos con el Asesor de Planeación (Juan Carlos Martínez) es que hacerle el cierre financiero a la vivienda de interés social, en este momento, como quedó la modificación excepcional, como está la norma vigente, no es posible porque, primero, el costo de la tierra se aumentó; no podemos construir vivienda de interés social en un suelo que cueste más de 500 mil pesos por metro cuadrado. Y lo segundo es que el aprovechamiento de ese suelo, la ocupación a ese suelo es menor, entonces estamos restringidos por un lado y por el otro”, señaló Martha Esperanza García, gerente de Camacol Boyacá y Casanare.

Sin embargo, el panorama pinta bien para el sector edificador. A pesar del bajón económico de 2016, la industria de la construcción fue de las que menos resultó damnificada, y ahora, en 2017, las cosas tienden a mejorar. La proyección de crecimiento para este año es del 4,4 por ciento; nuevamente por encima del estimado que se tiene para el crecimiento general de la economía a nivel nacional.

Foto | Hisrael Garzonroa
Foto | Hisrael Garzonroa

Y Boyacá es una de las regiones donde se centran las miradas por el constante crecimiento de la demanda de vivienda. Se estima que hay un notable incremento de la población que tiene entre 15 y 64 años, es decir, de aquellos que tienen capacidad de gasto. Para 2015 había un estimado de 290 mil hogares en el departamento, de los cuales 159 mil no son propietarios de la vivienda. Esto, sumado a que hay una marcada tendencia al crecimiento de los cascos urbanos, especialmente el de Tunja, crea una oportunidad que los constructores no pueden dejar pasar. Según cálculos de la Cámara Colombiana de la Construcción (CAMACOL), en Tunja se espera un crecimiento del 20 por ciento de la población urbana entre los años 2015 y 2020.

Para la capital boyacense, actualmente se maneja una cifra de crecimiento de hogares urbanos del 1,9 por ciento anual; esto en términos de demanda representa que por año se necesita edificar cerca de cuatro mil viviendas nuevas.

CAMACOL viene haciendo un seguimiento juicioso de las tendencias, comportamientos y preferencias de los habitantes de la noble y leal, y entre tanto análisis y revisiones se encontró que Tunja está por encima del promedio nacional en lo que refiere a vivienda unipersonal; el 16,8 por ciento de ciudadanos buscan este tipo de vivienda, mientras que en Colombia esta cifra se mantiene en el 14,8 por ciento.

 Martha García, gerente de CAMACOL Boyacá y Casanare. Foto Hisrael Garzonroa
Martha García, gerente de CAMACOL Boyacá y Casanare. Foto Hisrael Garzonroa

Otro indicador de vital importancia para la industria de la construcción es que Tunja está por debajo del promedio nacional de tenencia de vivienda; es decir que gran parte de la ciudadanía vive en arriendo, lo que crea un enorme mercado potencial.

Y los constructores pueden asegurarse dicho mercado si destinan esfuerzos a cumplir los deseos de la ciudadanía. Expovivienda 2016 arrojó datos claves como que el tipo de vivienda predilecto de los boyacenses es la casa; el 49 por ciento está interesado en este tipo de vivienda. Los espacios amplios son otro de los factores determinantes; un 39 por ciento busca una vivienda entre 70 y 100 metros cuadrados.

Nuestras cifras nos dicen que hay un buen comportamiento de las ventas.

A pesar de que las cifras demuestran el notable potencial de esta industria; ha sido imposible extinguir el rumor de que en Tunja, y en todo Boyacá, la burbuja inmobiliaria está a punto de estallar; los abundantes avisos de “se vende”, por todos los rincones de la ciudad, han ayudado a que este mito tome fuerza. Sin embargo, esto no deja de ser solo un rumor. “Este efecto se está viendo en todas las ciudades de Colombia, es decir, que nosotros vamos también a Bogotá y encontramos en cada edificio dos avisos de <<se vende>>; eso no quiere decir que exista una sobreoferta, son muchas las posibilidades que pueden generar esta tendencia. La lectura que se puede hacer respecto a eso puede ser diversa pero lo que nosotros entendemos en nuestros análisis es que las políticas del gobierno Nacional incentivan a comprar vivienda nueva, ya sea para inversión, ya sea para vivir . Entonces la gente ve la oportunidad de bajar los intereses de su crédito hipotecario a través de estos programas y ve la oportunidad también de tener una nueva vivienda, y de pronto ponen en venta la vivienda que tenían; son muchas variables, pero no se trata de que tengamos una sobreoferta como a veces dicen algunas personas,   o que haya mucha vivienda en la ciudad y que no se esté comprando. Nuestra dinámica de ventas, nuestras cifras nos dicen que hay un buen comportamiento de las ventas, que los incentivos del Gobierno impulsan mucho estas ventas de vivienda nueva y que puede suceder que lo que se esté vendiendo sea vivienda usada (…) desde hace muchos años las personas han hablado de la burbuja inmobiliaria, pero no ha existido, menos en una ciudad como esta (Tunja) donde los factores de riesgo se han mitigado; nosotros tenemos un sector que es sano, que vende sobre planos, que hasta que no cumpla su punto de equilibrio no empieza a construir. Es un sector que está protegido, está blindado y logra mitigar esta situación de la burbuja inmobiliaria”, señaló Martha García. De hecho, las cifras de Expovivienda 2016 aclaran un poco el panorama del porqué Boyacá está lejos de vivir dicha problemática: un 45 por ciento de los boyacenses asegura no comprar vivienda porque apenas está buscando, otro 30 por ciento no compra vivienda porque no ha encontrado una que llene sus expectativas, y apenas un 27,4 por ciento dice que no compra vivienda porque los precios son muy altos.

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