Conflicto armado en Boyacá: No fuimos paraíso pero somos esperanza

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Por: Jacinto Pineda, Coordinador académico Esap boyacá casanare

El conflicto armado en Boyacá, desde 1958 a 2018, suma 4.114 víctimas de las cuales 3.480 eran civiles. 3.892 muertos ha dejado la guerra, de los cuales 2.950 eran civiles. Puerto Boyacá registra el 26.1% de las víctimas, siendo alarmante las 511 desapariciones forzadas. La violencia en el departamento es una historia construida sobre los municipios más pobres y con rezago en su desarrollo.

Me refiero aquí a las 4.114 víctimas asociadas a este largo calvario llamado conflicto armado en Boyacá, de acuerdo a las cifras del centro de memoria histórica.

Las víctimas documentadas corresponden a aquellas que padecen la afectación en desarrollo de hechos perpetrados por los actores armados, en el periodo de 1958 a julio de 2018, excluye a las familias de las víctimas y los desplazados. La violencia comprende las acciones bélicas entre los combatientes y acciones contra la población civil, esta organizada en diez modalidades de violencia (ver gráfica 1).

En Colombia en el periodo mencionado se registraron 368.138 víctimas, apenas cruel para un país con tanta esperanza, de las cuales el 47.9% corresponde a asesinatos selectivos, es decir aquellos homicidios intencionales de tres o menos personas en estado de indefensión perpetrados por los actores del conflicto. En estos sesenta años en Boyacá han sido víctimas de los asesinatos selectivos 1.279 personas, en 1.040 casos de los cuales 399 el presunto responsable es un grupo paramilitar, 274 atribuidos a la guerrilla y el resto a otros grupos.

El oprobioso secuestro registra 515 víctimas, en 433 casos, de los cuales en 329 hechos el presunto responsable es la guerrilla. Ahora la desaparición forzada, con su rastro de angustia e incertidumbre, deja 1.087 víctimas, cuyo presunto responsable en 357 casos son grupos paramilitares, 262 desconocidos, 102 la guerrilla y el resto no identificados.

> Hay un Boyacá que requiere analizar y reflexionar estas cifras pues si bien no fuimos paraíso lo más importantes es que somos esperanza.

Este conflicto ha dejado 296 miembros de las fuerzas armadas del Estado muertos en enfrentamientos bélicos, de igual manera 41 civiles murieron en ellos. La gran mayoría de las víctimas fatales que dejo la guerra eran miembros de la sociedad civil: 2.950 civiles frente 892 combatientes. Tantas vidas asesinadas en primavera (ver gráfica 2).

El registro de víctimas por municipios refleja la expresión territorial del conflicto armado y sus procesos particulares por provincia. Puerto Boyacá el constante trasegar por la violencia, de las luchas bipartidistas fue caminando a una fuerte presencia a los grupos guerrilleros y posteriormente al surgimiento y avance de los grupos paramilitares, narcotraficantes que con sus acciones cegaron vidas y atizaron guerras. Este municipio concentra el 26.1% de las victimas asociadas al conflicto armado en Boyacá, en su territorio durante estos sesenta años han sido víctimas 1.074 personas, de las cuales 511 fueron desaparecidas, bajo una historia de terror de la cual es necesario construir la verdad; 305 objeto de asesinatos colectivos y 118 murieron en masacres. Esta es la historia que debe doler para construir una paz estable y duradera. La violencia alimenta y agudiza la pobreza por eso sigue su rastro.

Chita, el segundo municipio más pobre de Boyacá, de acuerdo al indicador de necesidades básicas insatisfechas (NBI) es a su vez el segundo más afectado por el conflicto armado; es el único en el departamento donde se han expresado todas las modalidades de violencia. La provincia de la libertad, tan publicitada en estos tiempos del Bicentenario, incluye a Labranzagrande y Pajarito dentro de los cuatro municipios más afectados por el conflicto armado en Boyacá. El primero es el municipio con mayor número de víctimas dentro de las acciones bélicas desplegadas por los grupos armados y Pajarito es el más afectado con minas antipersonas. Grande es la deuda histórica con estos pueblos, Bicentenario y redimir a pueblos rezagados por el conflicto.

El conflicto esmeraldifero pone su cuota de dolor con Otanche, Pauna y Muzo, el primero suma 51 desapariciones forzadas, el segundo 50 asesinatos selectivos y Muzo con 60 personas asesinadas en masacres hacen que ocupen el segundo lugar en la respectiva modalidad de violencia en el departamento.

El Occidente con este pasado abre puertas de esperanza que deben ser fortalecidas desde el Estado. Las otras provincias son las de Norte, Gutierrez y Lengupá. Sogamoso son otras realidades y ojalá estas cifras contribuyan a sus dirigentes a desandar caminos para superar las múltiples violencias que afectan el municipio y relacionadas con sus condiciones actuales.

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1 COMENTARIO

  1. Me interesaria saber en que número del periódico se publicó esta columna y en que página. agradezco su colaboración y pronta respuesta.
    Un planteamiento muy interesate el del autor.

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