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En cualquier lugar de Boyacá, podemos ver el tesón de nuestras mujeres, que trabajan a diario, que aran la tierra, pastorean bajo el sol o la lluvia y, dan lo mejor de sí mismas cada día, sin quejarse pues son mujeres valientes.
Muchas de ellas han tenido que asumir el rol de padre y madre y, sin dar muestras de cansancio, trabajan cuanto sea necesario con tal de ver realizados los sueños de sus hijos, olvidándose de sí mismas, para entregarse por completo a los suyos.
Encontramos mujeres en todas las actividades, en las minas y en los socavones, en las ladrilleras en Tunja o Sogamoso, pescando en el Magdalena, en Puerto Boyacá, sentadas vendiendo lotería, periódicos, dulces, postres, en las plazas principales, en cada uno de los 123 municipios de nuestro hermoso departamento, las mujeres no se rinden.
Hay mujeres que decidieron andar solas por caminos angostos, pedregosos, fangosos, olvidadas por quienes les prometieron amor, entonces se llenan de coraje, se secan sus lágrimas porque tienen alma y emprenden la huida hacia la felicidad propia.
Las mujeres boyacenses agradecen por lo que tienen a diario, se revisten con corazas de valores y principios donde no falta la bondad, la buena voluntad, la solidaridad y lucen esa sonrisa tímida acompañada de ese inconfundible: “sumercé que se le ofrece”.
Para nadie es un secreto que en Boyacá las mujeres han tenido que luchar en una sociedad machista, con una estructura elitista que al pasar de los años se ha venido desmoronando. Ha sido el propio coraje de esa tímida mujer que sin ir muy lejos nos recuerda a Simona Amaya quien, según los libros de la historia, adecuó y ocultó su aspecto femenino para poder pelear contra los realistas y su régimen de injusticias.
Hablamos de la solidaridad, ésa que reviste a la mujer boyacense, como lo fue Matilde Anaray, la niña de 13 años de edad, que donó sus prendas para entregarlas al Ejército Patriota luego de la travesía militar por la ruda topografía del Páramo de Pisba, permitiéndoles sobrevivir al frío y cobijándolos de esperanza.
El camino no ha sido fácil para las mujeres en Boyacá que han querido superar la historia de esclavitud, que lucharan por la independencia de nuestra república y que hayan tenido que pagar con sus vidas esos intentos de emancipación; como ocurriera con María de los Ángeles Ávila, Salomé Buitrago, Juana Ramírez y Genoveva Sarmiento, quienes fueron ejecutadas en Tenza.
Solo hasta la década de los 70, del siglo pasado, apareció el nombre de Susana Camacho de Villarreal como la primera mujer en ser designada como gobernadora de Boyacá, por el entonces presidente de la República, Alfonso López Michelsen, cargo en el que duró por más de un año y medio.
El empoderamiento ha sido clave para que las mujeres puedan incursionar en los sectores sociales, económicos y políticos de un mundo cada vez más globalizado. Se han convertido en la mano de derecha de hombres poderosos, incluso ya ocupan cargos de primera línea como es el caso de Ángela Merkel que tiene al mando a una nación poderosa como Alemania; o la entonces exsecretaria de Estado de los Estados de Unidos, Hillary Clinton, aspirando a la presidencia de la primera potencia del mundo. Sin ir más lejos presidencias como Chile y Argentina en manos de Michell Bachelet y Cristina Fernández respectivamente.
Boyacá, un departamento que no ha sido ajeno a la nueva dinámica, en el que las mujeres han ido ganando terreno en los diferentes sectores, como es el caso de María de los Santos, oriunda de Paipa, que ha trabajado desde 1998 generando procesos con comunidades, en especial con mujeres rurales, con el fin de fomentar la producción agroecológica; o, cómo no recordar a Ginna Alejandra Jiménez Vergara, una joven de 20 años, estudiante de Administración y Negocios Internacionales que ha logrado que más de 26.000 productores de distintos rincones del territorio nacional, puedan ofrecer sus productos agrícolas a través de su portal www.comproagro.com.
En la política boyacense las mujeres, aunque siguen siendo minoría, cada día van ganando espacios en sus respectivos territorios, pues actualmente ocho mujeres son alcaldesas, teniendo en cuenta que en el departamento hay 123 municipios; 184 concejalas de 1079 curules que hay en toda Boyacá; una diputada frente a 15 diputados; 497 mujeres son presidentas de juntas de acción comunal cuando en Boyacá hay 35.031; y, finalmente, 41 mujeres son ediles de juntas administradoras locales.
Justamente se acercan las elecciones para la Gobernación de Boyacá, y la tendencia se mantiene; una candidata, Carolina Espitia, aspira al cargo por el partido Alianza Verde, en medio de una gran cantidad de hombres que quieren llegar al palacio de la Torre. Espitia que ha demostrado carácter, responsabilidad y honestidad, sabe que para llegar al éxito debe dar pasos seguros tal como lo hizo cuando le tocó asumir como gobernadora encargada en medio de un paro transportador, vías bloqueadas, desabastecimiento de alimentos y medicinas.
Desde muy pequeña tiene conciencia de que todos los logros que se alcanzan en la vida los antecede el esfuerzo, el trabajo constante, la justicia, la honestidad, el amor por Boyacá y sobre todo la lucha por la educación pública sin importar las condiciones económicas.
Carolina Espitia, la única mujer candidata a la Gobernación de Boyacá cree en las futuras generaciones, fomenta la igualdad de espacios de decisión para hombres y mujeres, sabe que cambiar las viejas estructuras que han estado por generaciones no es tarea fácil y es consciente que se requieren resultados concretos porque la gente no aguanta más promesas.
Carolina Espitia, es una candidata con alta formación académica, con conocimiento del departamento y con el carácter necesario para asumir las riendas de un departamento que tiene una deuda histórica con la mujer, por lo que es hora de que en el Palacio de la Torre haya, por fin, una representante que gobierne para todos.
