Así es la vida de Juanjo, el voluntario de Indeportes Boyacá

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Juan José Gil López es una persona muy querida por buena parte de la comunidad de la capital boyacense y ejemplo del amor que recibe en casa. Su condición de autista pasa desapercibida gracias a la integración familiar y social.

Apenas hace unos días se conmemoró el Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo (que es oficialmente cada 2 de abril), que se creó por parte de la Asamblea General de las Naciones Unidas, para poner de relieve la necesidad de contribuir a la mejora de la calidad de vida de las personas con autismo, para que puedan llevar una vida plena y gratificante como parte integrante de la sociedad.

Así las cosas, en la capital de Boyacá, existe una persona que se roba el corazón de propios y extraños. Se trata de Juan José Gil López, quien ya tiene 40 años de edad, y se le conoce como el “voluntario” del Instituto Departamental de Deportes de Boyacá, Indeportes Boyacá, el que considera su segundo hogar y donde es tratado de igual a igual en una bonita relación que se ha mantenido con los años.

‘Juanjo’ como le llaman cariñosamente, es hijo de don José Celestino Gil Zapata y doña Dora Inés López Cruz, quien es licenciada y especializada en temas de educación en ciencias sociales y económicas, educación para la democracia, trabajó en el Colegio de Boyacá y en la Institución Educativa Antonio José Sandoval Gómez de Tunja, ya pensionada.

Es hermano de Diana Patricia Gil López, ingeniera civil exitosa, quien ha ocupado importantes cargos, la mayoría del tiempo en empresas privadas como gerente, actualmente trabaja con la empresa que construye el metro en Bogotá; y don José, también pensionado, quien en la entrevista se dejó de último, como buen caballero que es, para dar estos datos, es administrador de empresas egresado de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, Uptc, con dos especializaciones, una de ellas en Gobierno y Gestión Pública, dedicado desde hace buen tiempo a la famosa ‘Guía Electoral de Boyacá’, como independiente, para estar más cerca de su hijo.

Precisamente como buen padre y con una bonita familia, muy unida, desde El Diario le quisimos hacer unas preguntas para determinar cómo es la vida cerca del autismo. Esto fue lo que nos contó:

¿Cómo van las cosas con Juanjo?

Jun José sigue haciendo su rutina diaria, con su objetivo diario de tener un quehacer, nos levantamos a las seis de la mañana y luego caminamos en la pista de atletismo de Indeportes Boyacá. Tiene un gran sentido de pertenencia, en estos días me dijo papito, tenemos que ir a la rendición de cuentas (del Instituto), que fue en el auditorio Eduardo Caballero Calderón, y a donde llegó, como suele hacerlo, dentro de los primeros.

Nosotros desayunamos, él se arregla, se va a las 9:30 a.m. como voluntario, pasa a saludar a las terapistas (en la parte baja del estadio), por ahí hasta las 11:00 a.m., va a Indeportes, se toma una agüita o algo; luego almuerza y en la tarde hace más actividades, para que él tenga su propio espacio, hace mandados, paga recibos, entre otros; a él le gusta que lo feliciten, “él no vino sino a ser feliz en la vida, un ser humano de un corazón muy generoso”.

¿Cómo fue el confinamiento para ustedes con Juanjo?

Nos quedamos los tres aquí en Tunja, mi hija con su esposo en Bogotá, y nosotros aquí cuidándonos con todo el protocolo, en contraprestación por no poder salir hicimos una mini pista atlética, entre la habitación de nosotros y la sala (unos 15 metros), pasábamos a la sala, dábamos la vuelta a la mesa del centro, y generamos una rutina de unas 20 a 25 vueltas; siempre andábamos bastante, unos 10 a 15 cuadras en proporción; también nos turnamos una estática entre mi señora, Juan José y yo, practicamos la “abrazoterapia”, lo mantenemos muy motivado.

La tecnología nos ayudó muchísimo, porque había mucha comunicación con la familia, los amigos, con los compañeros de Indeportes, hay gente muy linda en el mundo que nos ha apoyado mucho con Juanjo.

Cuando comenzaron las salidas, la cédula de Juanjo termina en impar y la mía es par, si la Policía nos paraba teníamos el privilegio de poder salir todos los días a caminar, porque no podía dejarlo solo y eso nos ayudó mucho.

También fue la oportunidad para hacer muchas cosas pendientes, organicé el archivo electoral, entonces él me ayudaba haciendo las veces de secretario, es muy ordenado, entonces nos motivábamos juntos… la verdad se nos pasó súper rápido el encierro, en unas condiciones normales, con mucha fe siempre.

¿Qué es el autismo y cómo manejarlo?

En palabras “castizas” podríamos decir que es el síndrome del autoaislamiento, que no se comunica con los demás. En el caso de Juan José, lo que pasa es que a él desde pequeñito empezamos a hacerle su ejercicio de comunicación, con la familia primaria, luego con las familias de mi esposa y la mía, y de ahí se fue ampliando al barrio, al sector y a la ciudad, nunca le permitimos que se viera diferente, le exigimos igual, lo vestimos igual, nunca le transmitimos ese afán de verlo diferente,

Acompañaba a su hermana al colegio de La Presentación, eran tan unidos que Diana no entraba a donde no le permitían entrar con Juan José. Él compartía allá, mantenía ese gran ambiente.

Él alguna vez me quiso preguntar que quiénes eran los autistas, yo le dije mire Juan José, los autistas son unas personas muy poquitas en el planeta, son los mejores seres humanos, los más transparentes, los mejores hijos, los más elegantes, los más parecidos, eso mejor dicho… ¡se frotaba las manos de felicidad!

Eso es lo que hay que transmitirles a ellos, muchísima seguridad, no verlo como una condición que reste, sino que por el contrario los engrandezca y los haga felices, y en el fondo ese es el objeto de la vida, que la persona sea feliz, y en la medida en que nuestro Juan José esté bien, pues todos estamos bien, ¿cierto?

Nos invitaron a dar un testimonio de la vida de Juan José con motivo de los programas que está trabajando el gobierno para la inclusión de las personas con dificultades unas de una manera, otras de otra… eso lo está haciendo la Secretaría de Educación, nosotros les decimos a los padres que hay que brindarles mucho cariño, exigirles igual, porque los niños en situación de dificultad hay veces sacan ventaja de su misma condición y “se la montan a los papás” y es cuando se le salen a uno de las manos; entonces, así como uno les da cariño, también hay que exigirles y tratar en lo posible que ellos salgan, de acuerdo con las condiciones, que salgan, no estrenando cada rato, pero sí bien arregladitos, que huelan rico, que estén bien vestidos, eso atrae y ayuda mucho a su inclusión.

Tuve la oportunidad de estar en el Comité Departamental de Discapacidad (año 2012 o 2013), participamos de la Política Pública de Boyacá, y luego me invitaron como padre de familia para dar mis aportes a la Política Pública Nacional 2013 – 2022, donde me escogieron en nombre de los ocho departamentos del oriente colombiano, la verdad sí ha cambiado mucho Colombia en ese aspecto, se ha hecho un importante avance para la inclusión de toda esta población, ya que históricamente se tenían en el patio de atrás; hoy ya son personas incluidas y hemos luchado para que su proceso sea altamente exitoso, porque no es solamente incluirlos en la familia, sino en la sociedad, ambos ganamos y la inclusión es en ambas direcciones.

¿Una buena posición económica ayuda?

Sí, pero normalito. Yo aprendí de ese tema que no es tanto el dinero, sino el proceso de inclusión, yo conocí una familia de gente muy humilde, antes de que naciera Juan José, de cómo acogían a los niños en el hogar, si el niño es aceptado desde el hogar, la sociedad lo acepta y lo acoge con amor; si el niño es rechazado, la sociedad lo agrede; claro, la plata y las condiciones ayudan a que su calidad de vida sea un poco mejor, pero hay muchísima gente con mucha plata que los tiene en el patio de atrás, que no los incluye, que nunca los saca, que no lo llevan al odontólogo, porque les da pena, entonces el niño va perdiendo la dentadura, que nunca los lleva al médico, entonces el niño se va enfermando, el niño psicológicamente se va afectando, porque siente la pena de los papás, es decir, la energía positiva y propositiva de los papás se transmite a los niños.

Yo pienso que ese ha sido el éxito de nosotros con nuestros hijos, ya que les hemos transmitido eso a nuestros hijos, porque también tengo a mi hija mayor, esa energía, ese amor por ellos, de decirles vamos bajo el mismo camino, pero si uno empieza a avergonzarse, y a tal… ellos lo sienten; por eso hay que sacarlos adelante independientemente del dinero, obvio, el dinero es necesario, quién dijo que no, pero va más allá.

Juan José nos hizo ver el mundo desde otra esquina y de ser más proactivos, ser mejores papás, la verdad con Juan José aprendí a ser mejor hijo, mejor ser humano y mejor persona, porque uno tiene que venir a algo a este mundo, entonces fue como un reto, nos encontramos con él, lo tomábamos o lo dejábamos, pues lo tomamos… y yo siempre lo digo, mire: la mayoría de los hogares con niños especiales, se separan; entonces yo me pregunto en dónde está el verdadero amor, el verdadero cariño, donde queda cuando uno le promete a la novia y a la mujer le dice, hermana, te amo de por vida, y después, porque el niño nació con una circunstancia excepcional tiene uno que dejar el hogar, pues no.

¿Cómo hace Juanjo para memorizar tanto?

A ellos se les facilita el proceso de memorización y de aprendizaje, ¿cuál es la diferencia entre una persona normal y un autista? Una persona normal le hace una crítica a algo, por ejemplo, se aprende un texto y le hace una crítica de ese texto, en el caso de personas como Juan José, no le harían una crítica al texto, para él un texto es perfecto, una foto es perfecta, y se la puede memorizar y sacarla en diez años y saber quién era, pero no le hace una crítica ni en bien ni en mal, por eso no pelea porque uno es evangélico o es cristiano, porque es conservador o liberal, para él los seres humanos son iguales, su capacidad imaginativa para discutir una serie de cosas no enfoca su energía en ello, no saben decir mentiras, son muy equitativos.

Esto es, en breve, esta historia, ya que hay mucho por aprender de seres tan maravillosos como ‘Juanjo’, alguien que sin pensarlo dos veces te da el mejor abrazo del mundo, que no juzga a nadie por su condición, raza, edad, posición económica ni mucho menos.

Y toma las mejores fotos. Sí, a diario, en Indeportes Boyacá, en la calle, en la casa, por donde va, con amor y con la transparencia de su corazón. Con todo esto uno puede llegar a concluir que definitivamente puede ser cierto lo que algún funcionario del Instituto le decía a don José: “si Juan José tuvo otra vida tuvo que ser un ‘bacán’, porque aquí se la está es gozando”.

Se sabe la fecha de cumpleaños de todos. Es el primero en saludar. Es el primero en ayudar. Es el primero en dar. Es un ejemplo de vida y la felicidad mayor de su hogar. Como él mismo lo dice: “el chino está feliz”.

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