228 años del natalicio de Policarpa Salavarrieta

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Por | Eduardo Malagón Bravo / Escultor e Historiador.

La Pola’, como era conocida Policarpa Salavarrieta, fue una de las mujeres en tiempos de la Independencia, que demostró su pasión y valentía, por eso fue sacrificada, durante la Reconquista Española o época de terror, el 14 de noviembre de 1817 en Bogotá, junto con Alejo Sabaraín y otros patriotas más.

Las mujeres han sido siempre referentes sobresalientes en los momentos preponderantes de la vida de la República y conforman una Sublime Galería de Heroínas y Mártires, que enaltecen aún más la majestad y grandeza de nuestra historia, como Manuela Beltrán, Antonia Santos.

El origen de esta emblemática mujer ha sido motivo y razón de polémicas constantes que surgen por ausencia de las partidas o registros de su lugar de nacimiento. 

Algunos eruditos se han respaldado en el hecho que la familia tomo asiento en Guaduas, para hacerla aparecer como oriunda de ese municipio. Hipótesis poco consiste ya que sus padres se trasladaron, desde su lugar de origen, en la Provincia de Vélez, exactamente de Moniquirá, donde reposa la partida de matrimonio, único documento real y cierto, relacionado con familia. 

En este sentido y con el derecho que me asiste y sin dudarlo un solo instante seguiré reafirmado la tesis del Origen Moniquireño, mientras no se compruebe lo contrario. Exaltar la memoria de nuestros antepasados es el acto más noble de nuestra propia existencia.

Los pueblos que honran a sus próceres se honran a sí mismos, y es por esta razón que Moniquirá posee todo el derecho de liderar todas las exaltaciones a nuestra Heroína de la Independencia, sin prejuicio para que, en otros lugares de nuestro territorio, o fuera de él, se le rindan los honores correspondientes a esta gran mujer, ejemplo para las nuevas generaciones y orgullo para el mundo entero.

La historia es una sola que se registra de manera fidedigna, respaldada con documentos fehacientes y se divulga de la misma forma

Himno de Moniquirá

Estrofa II

El destino repite en su gloria,
Policarpa fue en esta verdad,
Sus raíces son Moniquireñas,
Son legado a nuestra identidad.

Autor Eduardo Malagón Bravo

 Honrar la memoria de nuestros ilustres antepasados
es el acto más noble de nuestra propia existencia

Policarpa Salavarrieta Ríos nació el 26 de Enero de 1795, en el seno de una familia acomodada de Moniquirá, Boyacá.

Joaquín Salavarrieta, su padre, Mari Ana Del Río, su madre, se casaron en Moniquirá el 16 de Septiembre de 1786, como consta en esta  La Partida de matrimonio: 

Diócesis de Chiquinquirá
Parroquia de Nuestra señora del Rosario de Moniquirá, Boyacá
Joaquín Salavarrieta y María Ana Del Rio

“En la Parroquia de Moniquirá a 16 de Septiembre de mil setecientos ochenta y seis, como teniente de cura, corridas que fueron las tres canónicas mencionadas. Y no resultando impedimento, casé y velé a Joaquín Salavarrieta y Mari Ana del Rio. Fueron padrinos de la información D. Ignacio Manuel Sabala, Francisco Delgadillo, José Antonio Sabala, Maximino Lucas Santoyo, D. Francisco Abrego. Doy fe Vicario Excusador José Flaviano de las Bargenas”.

Año de 1986        Saulo V. Tamayo N. Párroco y Vicario Episcopal.

Los Salavarrieta del Rio   vivieron unos años en Guaduas, después  en Santafé un buen tiempo, desde 1797, cuando se presenta una mortal epidemia de viruela en 1802, en la que mueren sus padres y sus hermanos Eduardo y María Ignacia. Después de esta tragedia, la familia se disolvió: José María y Manuel ingresaron a la comunidad agustina; Ramón y Francisco Antonio viajaron a Tena e ingresaron a trabajar en una finca; Catalina, la hermana mayor, resolvió trasladarse de nuevo a Guaduas, alrededor de 1804, con sus dos hermanos menores: Policarpa y Bibiano. Se establecieron en la casa de la madrina Margarita Beltrán, hermana de Manuela, hasta que Catalina se casó con Domingo García, y sus dos hermanos se fueron a vivir con la nueva pareja.

   La casa de la familia Salavarrieta Ríos en Guaduas Colombia, que se conserva aún, convertida en museo.

Del tiempo que la Pola vivió en Guaduas hay poca información, parece que se desempeñó como costurera y algunos afirman que enseñó en la escuela pública. Guaduas es entonces un sitio de obligado tránsito entre la capital y el río Magdalena, columna vertebral del país; viajeros notables, productos y noticias de todos los sucesos atravesaban constantemente la villa. En estos tiempos de guerra, Policarpa Salavarrieta compartió con su familia el espíritu patriota. Su cuñado, Domingo García, murió luchando al lado del prócer Antonio Nariño en sus Campañas del Sur, y su hermano Bibiano fue veterano de las mismas.

Policarpa Salavarrieta participó en el grito de independencia del 20 julio de 1810 a sus 14 años. Más adelante, sus actividades durante la época independentista estuvieron especialmente vinculadas con el ejército patriota de los Llanos: recibía y mandaba mensajes, compraba material de guerra, convencía individualmente a jóvenes y les ayudaba a adherirse a los grupos patriotas. Experta en espionaje, Policarpa se volvió rápidamente indispensable para la causa patriota. Trabajaba siempre al lado de algún compatriota como su hermano Bibiano, pero su compañero de trabajo más importante fue Alejo Sabaraín. Que  ya había luchado junto a Nariño en el sur, y había sido capturado en 1816. Al año siguiente lo cubrió el indulto y, libre, se dedicó al espionaje. Las actividades de Policarpa tal vez no hubieran resultado sospechosas para los realistas de no ser por la huida de los hermanos Almeyda, que fueron capturados con documentos que comprometían a La Pola, además de la delación de Facundo Tovar, un granadero venezolano infiltrado enviado por los españoles, quien comprometió más a La Pola y a su prometido Alejo Sabaraín tras saberse del reclutamiento de soldados para el Ejército Libertador.

El arresto de Alejo Sabaraín fue el elemento definitivo para la captura de La Pola, pues Sabaraín tenía una lista de nombres de realistas y de patriotas que La Pola le había entregado. Hasta ese momento, Policarpa se había podido mover hábilmente por la ciudad porque estaba recién llegada y muy poca gente la conocía; además, su juventud e inteligencia le habían permitido desenvolverse con gran capacidad. Policarpa fue detenida en la casa de Andrea Ricaurte de Lozano, y encerrada en el Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario convertido en cárcel.

El Consejo de Guerra la condenó a muerte el 10 de noviembre de 1817 junto con Sabaraín y otros patriotas más. La hora y fecha determinadas para el fusilamiento fueron las nueve de la mañana del 14 de noviembre de 1817. La Pola marchó con dos sacerdotes a los lados. Se ordenó a los condenados ponerse de espaldas porque así deberían morir los traidores, pero ellos solicitaron permiso para ponerse de rodillas, por considerar que esta era una posición más apropiada.

Muchos historiadores de este período consideran a Policarpa Salavarrieta la mujer más representativa de la revolución independentista colombiana. En su época, la ejecución de una mujer joven por un crimen político movió a la población y creó una gran resistencia al régimen del terror impuesto por Juan Sámano y Pablo Morillo. Si bien muchas mujeres fueron igualmente asesinadas durante la ocupación española, el caso de La Pola cautivó la imaginación popular. Su muerte inspiró a poetas, escritores y dramaturgos para inmortalizar su historia, siempre resaltando su valentía y coraje.

Alegoría en lápiz del momento de su ejecución

De su carácter heroico, de su fe y su pasión por la libertad son expresión elocuente las palabras que pronunció al subir al patíbulo, dirigidas al pueblo que iba a presenciar su ejecución:

Viles soldados, volved las armas a los enemigos de vuestra patria.
¡Pueblo indolente! ¡Cuán distinta sería hoy vuestra suerte si conocieseis el precio de la libertad!
Pero no es tarde. Ved que, aunque mujer y joven,
me sobra valor para sufrir la muerte y mil muertes más.
No olvidéis este ejemplo […] Miserable pueblo, yo os compadezco.
¡Algún día tendréis más dignidad! […] Muero por defender los derechos de mi patria

El 9 de noviembre de 1967, en virtud de la Ley 44 del Congreso de la República de Colombia y firmada por el Presidente Carlos Lleras Restrepo, declaró en su segundo artículo el día 14 de noviembre «Día de la Mujer Colombiana» en honor del aniversario de la muerte de “Nuestra Heroína, Policarpa Salavarrieta”.

La historia nos convoca a refrendar su origen, respetando la veracidad con que se deben manejar estos hechos que enaltecen la majestad y grandeza de nuestros pueblos. En este sentido Boyacá rinde Honores a esta Gran Heroína de la Independencia y Dejará Testimonio de Veneración para la posteridad como el mejor acto de nuestra propia existencia.

“Todo asiste a los señalados:
Caminan a la gloria por un impulso invencible y de orden fatal”

Monumento a Policarpa Salavarrieta – Autor Dionisio Cortes. Escultor Chiquinquireño
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